La luz del sol descendía por el horizonte y entraba por la habitación; Can estaba tumbado en la cama, despierto, disfrutando de los sonidos de Demet mientras dormía. Ella estaba acurrucada a su lado con las manos metidas debajo de la almohada. Observaba cada detalle de la cara del hermoso ángel que yacía a su lado. Dios, era preciosa. Quería moverse y tocarla, pero soltó un resoplido y se resistió. Prefería dejarla dormir. La contemplaba, fascinado, mientras recordaba las últimas semanas. Sentía un agotamiento que le oprimía el pecho. Todo lo complicado y enrevesado de su relación había desaparecido. Sonrió al ver que Demet lo abrazaba. Todavía dormida, suspiró y se acercó aún más, poniendo su pierna sobre el muslo de él. Mierda: se terminaron las buenas intenciones de dejar que siguiera durmiendo.
Giró su cuerpo desnudo hacia sus brazos y su pecho. Can la besó en los labios y la agarró fuerte.
—Lo he intentado. En serio.
Soltó un ronroneo de placer y abrió los ojos. Con una sonrisa en la cara, arqueó una ceja.
—Sí, seguro.
Demet soltó una risilla y movió la cabeza para un lado.
—¿Te crees Christian Grey?
Le subió las manos por la espalda y frunció el ceño.
—¿Quién es Christian Grey?
Con los ojos bien abiertos, ella se sentó y le colocó las manos sobre la cabeza. Le acercó la nariz a la suya.
—¿No sabes quién es Christian Grey?
—No, ni idea.
Can levantó la cabeza a la altura de la suya.
—¿Es un compañero tuyo del colegio?
Antes de que ella pudiera contestar, él le mordisqueó los labios con ternura.
—No fui al colegio con Christian Grey, pero estoy casi segura de que no hay mujer en la tierra que no haya oído hablar de él.
Can la miró confundido.
—Da igual.
Demet se sentó, se colocó la sábana alrededor del cuerpo y salió de la cama.
—Algún día te lo explicaré.
—Espera, ¿adónde vas? Espero que no estés pensando en ducharte sin mí. —Con una sonrisa, se apoyó sobre los codos.
Con ojos risueños, observó cómo Can salía de la cama y se acercaba a ella.
Cogió en volandas, se acercó a su boca y la besó con pasión. La llevó al baño y la sentó en el tocador.
El cuerpo de Can enseguida hizo que le entraran escalofríos y le hizo olvidar lo fría que estaba la superficie de granito. Notó hasta cómo le corría la sangre caliente por las venas y al quitarle la sábana se ruborizó.
Su mirada recorrió todo su cuerpo antes de detenerse en sus labios.—Eres increíble. —Se colocó entre sus muslos. Le agarró las piernas, las levantó y se las colocó alrededor de la cintura—. Esto se merece un polvo mañanero.
Hundió el rostro en la nuca de Demet y, un segundo más tarde, se echó hacia atrás y encontró su mirada. Con suavidad y delicadeza, sus cuerpos se unieron y ambos se enamoraron aún más mientras se absorbían el uno al otro lentamente como si por fin se dieran cuenta de que ahora el tiempo estaba de su parte. Lo único que tenían era tiempo.
Tras una larga y caliente ducha de una hora, salieron de la habitación del hotel al calor del atardecer. Mientras esperaban a que el aparcacoches les trajera el suyo, Demet le dedicó una enorme sonrisa a Can que hizo que se le derritiera el corazón. Sus ojos irradiaban felicidad. Esa sonrisa le hizo sentir algo que nunca antes había sentido.
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Destino
Romance(Historia adaptada D&C) UN PRIMER ENCUENTRO PERDIDO. UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD QUE NO DEJARÁN ESCAPAR. Recién graduada en la universidad y tratando de hacer frente a la muerte de su madre, Demet Özdemir se traslada a la ciudad de Nueva York para inte...