Los colmillos de Steven perforan la carne y la separan del hueso, aquel sonido crujiente de la piel despegándose y el sabor salado de la misma era ciertamente embriagador para los oídos del híbrido humano-vampiro. Sus dedos se ensucian por el líquido grasoso que empaña su comida en aquella ocasión.
El híbrido retuerce los huesos, haciéndolos crujir para sacar la médula y saciar su hambre. Aquel ritual continua por unos momentos, hasta que finalmente apenas quedan vestigios de lo que alguna vez fue un ser vivo entre las manos de Steven.
La mesa es volcada con calma contra el suelo, los utensilios casi caen al suelo pero con calma el vampiro los recolecta en su plato, dirigiéndose hacía otra sala de su enorme castillo. Los pasillos de piedra están silenciosos, los pasos de Steven no producen sonido alguno, pero se escuchan los pequeños gruñidos de dos criaturas.
La cabeza del híbrido se asoma hacía una trampilla abierta, allí en la oscuridad se pueden ver dos siluetas y sus ojos brillantes, son criaturas que van a cuatro pata, con una cabeza alargada con una nariz y colmillos prominentes. Se puede observar bien el esqueleto de aquellas criaturas, su piel esta casi pegada a los huesos.
Hay una mucho más grande, que es la primera en abalanzarse por los restos de su amo, el cual divide los huesos entre sus dos mascotas sin prestar mucha atención en realidad. El vampiro se relame los dedos para deshacerse del líquido encima de ellos mientras se dirige a dejar su plato, alguno de sus sirvientes se encargaría luego.
Steven pasa por un pasillo iluminado a través de las ventanas, no hay mucho de lo que presumir en aquel lugar, más que un sofá y algunos cojines, antiguamente el castillo fue mucho más lujoso y habitado, pero eso fue en tiempos de la madre del vampiro.
El camino por aquel pasillo no debería haber sido nada del otro mundo, pero entonces una visión espectral aparece frente a Steven, una silueta que descansa en el mueble, extendiendo su figura curvilínea por el -Steven- Amatista saluda con un tono dulce mientras se dirige hacía el híbrido -¿Que tal, Steven?- La vampiro vuelve a saludar.
-Amatista- Steven saluda con indiferencia, intentando cruzar por el resto del pasillo, pero su camisa es agarrada desde atrás por uno de los dedos de Amatista.
-Tan frío como siempre- Amatista exclama fingiendo tristeza, pero su tono demuestra cierto animo juguetón con el híbrido. La mano derecha de la vampiro se dirige hacía la cadera de Steven. El híbrido no le da mucha importancia a aquel gesto, pero en realidad sus ojos divagan por el cuerpo de la vampiro.
A diferencia de él, Amatista era una vampiro en toda la regla, producto de rituales alquímicos que hicieron que una humana venciera a la muerte y se alejara de la gracia de Dios. Desde que Steven había conocido a Amatista, ella había tenido una piel morada y un salvaje cabello blanco, su personalidad, sus curvas y aquellos labios un poco regordetes siempre habían sido tentadores.
-Steven, mis ojos están aquí- La vampiro llama con un tono burlón, atrayendo la consciencia del híbrido a tierra al fin. Ahora Amatista esta de pie frente a Steven -¿Que miras?¿Acaso estas soñando despierto?- Amatista exclama extendiendo su sonrisa colmilluda, su mano izquierda va a depositarse en el cuello del híbrido, con sus dedos tocando suavemente la piel de él.
-Yo miro a donde quiera- Steven exclama desafiante, reaccionando de manera infantil a las bromas de Amatista, pero para el híbrido es difícil desviar la mirada de los hipnóticos ojos de Amatista.
-Cómo tu digas- La vampiro exclama mientras su mano izquierda baja hacía el pecho de Steven, desabotonando uno de los botones de la camisa del híbrido -Tan valiente, tú madre estaría orgullosa de ti- Amatista exclama con una sonrisa de lado.
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Escribiendo por tristeza (Steven Universe One shots +18)
FanfictionNo tengo nada que perder, así que escribo porno, o algo así.