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Jin Ling solo podía mirar como la única salida de esa cueva ahora estaba bloqueada, su tío y Wen Chao no alcanzaron a salir.

Su cuerpo se movió, nadó a la entrada de la cueva, con sus brazos intento empujar aquel objeto.

Lan JingYi miraba divertido los intentos del contrario, nadó hasta él, colocó su mano en el hombro de Jin Ling.

-¡Jin Ling no seas idiota! -exclamó Lan JingYi, recibió una mirada asesina por parte del otro. -Debemos irnos.

-Vete tú, yo no me iré hasta que pueda sacar a las personas de ahí -respondió regresando su mirada a la cueva.

—Confía en mi, te prometo que ellos saldrán, pero para que eso suceda nosotros debemos irnos —Jin Ling dudo de las palabras del más bajo. Lan JingYi llevó la mano en el hombro hasta la Palma. —El libro lo tiene escrito, ellos saldrán.

—Más vale que tengas razón, por lo contrario serás atormentado por mi furia —amenazó Jin Ling, dio una última mirada a la cueva despidiéndose.

Se giro para comenzar a nadar del lado contrario, Lan JingYi le siguió de cerca.

Dentro de la cueva, Meng Yao y Wen Chao se escondieron detrás de una roca grande, esperarían a que la bestia se cansara para volver a intentarlo.

Meng Yao se mantenía en guardia mientras Wen Chao descansaba, la herida en su pierna empeoró al querer auxiliar al más bajo.

Hace unos cuantos minutos, la bestia tomó como objetivo principal al perteneciente a la secta Jin, este trataba de alejarlo del agujero y de paso escapar por su vida.

La bestia fue más lista que el humano, con su hilera de dientes logró atrapar a Meng Yao de su túnica, lo saco de agua, tiro hacia arriba al tiempo que abría la boca para devorarle entero.

Meng Yao cayó sobre la lengua de la bestia, esta al sentir el alimento en su boca la cerró. Wen Chao, quien permanecía aún en el agua fue hasta la cola de la bestia, sujeto con una roca afilada, con el filo al frente golpeo la cola de la bestia.

La tortuga-serpiente abrió su boca dejando escapar un gruñido de dolor; Meng Yao aprovechó esto y salió corriendo del Interior, aterrizó en la orilla.

El cuerpo de la bestia se movió provocando que una de sus garras y su cola golpearan y clavaran en la pierna herida de Wen Chao, la herida que comenzaba a cicatrizar volvió a abrirse; una nueva herida apareció debajo de la antigua.

Como pudo el Wen regreso a la orilla, Meng Yao corrió hacia él y lo jalo para esconderlo detrás de una roca.

La bestia se movía de un lado a otro gritando de enojo, luego de varios gritos la cabeza de la bestia se hundió en el agua, su cuerpo no se movía, se había calmado.

Meng Yao se dirigió a Wen Chao, alzó un poco la parte inferior de la túnica, el pantalón blanco del otro se había teñido carmesí en la parte del tobillo, una línea separaba dos extremos del pantalón.

La mirada del más bajo recorrió el lugar, en el suelo solo habían espadas y unas cuantas flechas tiradas, una idea se le ocurrió, aprovechando que la bestia dormía se dirigió al centro de la cueva, recogió una espada del suelo.

Miro su reflejo en la hoja, sonrió, hizo unos cuantos movimientos queriendo presumir su habilidad con ella, en el reflejo de la hoja un pequeño objeto en el suelo llamó su atención; una bolsita de color rojo pequeña se encontraba en la otra esquina de la cueva.

Sin dudarlo Meng Yao corrió por ella, soltó con delicadeza el listo Rosa y observo el contenido, habían hierbas dentro, por el olor se deducía que eran medicinales.