𝘥𝘰𝘤𝘦.

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ya ha pasado otro mes y las cosas han salido casi a la perfección, de no ser por un que otro problemita, pero nada que no pudiera resolverse. con ruel las cosas han ido excelentes... aunque no es como que hubiera una cosa como tal entre nosotros. al menos no algo más que amigos. me refiero a que nos hemos vuelto aún muchísimo más cercanos que antes y ahora somos como uña y mugre. gracias a esto las burlas no han parado, y todo mundo en internet piensa que somos novios en secreto, pero no es así. y debo de admitir que en este tiempo pude darme cuenta de una cosa, más bien confirmarla; y sí, era que ruel me gustaba, pero un montón. me di cuenta una noche que estaba hablando con aaliyah y las cosas solo salieron de mi boca sin siquiera pensarlo. estaba muy confundida, y ella fue de gran ayuda para abrirme los ojos. ruel me había gustado desde que lo conocí, solo que yo no quería darme cuenta. no quería confundir las cosas, pero ahora las tengo muy claras y puedo asegurar que babeo por él.

pero ¿y quién no?

—¡buenos días!— un connor sonriente llegó a mi habitación, abriendo las ventanas y haciendo mucho ruido. gruñí como un perro rabioso y me escondí debajo de las mantas. a veces no lo soportaba.

—cállate.

—hora de despertar, hora de desayunar.— canturreó, tomando mis mantas y sacándolas de mi cuerpo de un solo movimiento.

—¡CONNOR!— grité enfadada.

—dios, que humor.— me siguió molestando. se subió a la cama y comenzó a saltar.

—¡cerdo de mierda, tienes los zapatos puestos!

—mueve tu trasero, vamos a salirrrrrr.

—¡ya cállateeeeee!— me quejé escondiendo mi cabeza debajo de la almohada.

—solo levántate ¿si?

—de todos modos ¿por qué quieren salir? está lloviendo, por dios, son unos pesados todos.— me quejé sentándome en la cama al no poder retomar mi sueño.

odiaba las mañanas. odiaba salir de la cama.

—nos vamos en diez.— me ignoró y se fue sin importarle que tenía sueño, frío y ganas de quedarme enterrada debajo de un montón de mantas tomando chocolate caliente.

mis deseos nunca se cumplían.

salí de la cama después de varios quejidos y un par de estirones. con todo el dolor de mi alma tomé un baño bien caliente y me vestí con el cuerpo temblando del maldito frío. jeans, camisa, manga larga, sweater, chaqueta, beanie y estaba lista para luchar contra el pésimo clima de este día. no me importaba parecer como si acabara de llegar de alaska, el frío me llegaba hasta los huesos. me cepillé los dientes, intenté arreglar decentemente la bola de nudos que tenía por cabello y salí de la habitación con el cuerpo en el pasillo pero en con el alma aún en la cama.

—a quien sea que se le haya ocurrido salir a estas horas y con este clima no quiero que me vuelva a hablar en toda su existencia.— me quejé abriendo la puerta de la habitación de shawn, viéndolo terminar de peinarse. solo se rió al verme y me lanzó una bufanda.

—pobre ruel, no sé si lo soporte.— dijo divertido, ganándose mi atención.

—¿él fue el que planeó esto?— shawn asintió, yo bufé indignada —¿sabes qué? retiro lo dicho, tiene suerte de que me cae bien y lo perdono.

—vámonos.— me sacó casi a empujones. en el ascensor nos encontramos a andrew, josiah y connor, los tres burlándose de mi cara de odio.

𝐁𝐀𝐁𝐘, 𝐈'𝐌 𝐘𝐎𝐔𝐑𝐒    (𝐑𝐔𝐄𝐋 𝐕𝐀𝐍 𝐃𝐈𝐉𝐊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora