𝐁𝐀𝐁𝐘, 𝐈'𝐌 𝐘𝐎𝐔𝐑𝐒 (𝐑𝐔𝐄𝐋 𝐕𝐀𝐍 𝐃𝐈𝐉𝐊)

𝘤𝘶𝘢𝘳𝘦𝘯𝘵𝘢 𝘺 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘦.

era tarde y yo estaba terminando de ponerme mi ropa para poder salir. cuando terminé, salí de la habitación y me encontré con ruel esperándome afuera. sonreí a penas lo vi.

—¿lista?— preguntó estirando su mano hacia mí para entrelazar nuestros dedos. la mía estaba algo fría comparada con la suya. iríamos al centro comercial a pasar un rato y dejar de estar aburridos, pues aquí dentro no había más que hacer. el clima no parecía detener la emoción de ruel por salir y a mí no me molestaba mientras pasara tiempo junto a él.

—vamos.— sonreí correspondiendo el beso que me dio antes de subir al elevador.

el frío viento prácticamente azotó en mi cara cuando salimos del edificio, y por unos segundos me arrepentí de seguirle la corriente al loco de ruel. caminamos un poco hasta el centro comercial, porque tampoco era que estuviera muy lejos, y caminar tampoco nos haría daño. para ruel eso no era ningún problema, porque con las piernas largas que tenía podía llegar en unos minutos a donde quisiera.

mi mano derecha, la cual estaba entre la gran mano de ruel, estaba bastante calientita y cómoda con su tacto, pero la otra mano casi se me estaba cayendo a pedacitos por el frío que tenía. casi me puse a saltar de la emoción cuando las grandes y cristalinas puertas corredizas del lugar se abrieron para nosotros. el olor tan característico del café inundó mis fosas nasales, haciéndome mirar a ruel con una sonrisa.

—¡tenemos que ir por un café, por favor!— le dije mirándolo de forma suplicante. él asintió entre risas y nos dirigimos hacia el área de alimentos. el lugar era grande y espacioso; había muchas opciones para poder comer y gran parte de las mesas estaban ocupadas por familias, parejas o grupos de amigos. nos acercamos a donde vendían justo lo que buscábamos y nos quedamos de pie en la fila, ya que no éramos los únicos en busca de alguna bebida caliente para combatir el frío que hacía afuera.

ruel jaló con cuidado mi mano e hizo que diera una vuelta en mi lugar para quedar contra su pecho. sonreí y apoyé mi cara contra su hombro, para estar más cómoda. pasé mis brazos por dentro de la chaqueta que él tenía puesta hasta entrelazarlas por su espalda y acercarlo más a mí. el calor que daba su cuerpo me hizo perder por completo el frío que me recorría de pies a cabeza. la fila avanzó un poco y ruel caminó conmigo de espalda, pero sin dejar de abrazarme por los hombros. sentí como besó mi frente y subí la mirada hasta él con una sonrisa. aún me seguía poniendo nerviosa después de tanto tiempo junto a él, y eso era bueno.

—te quiero mucho.— dijo mirándome con un bonito brillo en sus ojos y bajando hasta poder darme un beso en los labios.

—te quiero.— respondí de igual manera dándole otro besito y volviendo a abrazarlo con fuerza y cariño.

avanzamos en la fila y hicimos nuestra orden. nos sentamos en una mesa y todo el rato ruel estuvo contando chistes malísimos o diciendo cosas graciosas sobre el señor que estaba sentado a nuestro lado.

—¿recuerdas el día que recuperé tu collar?— me preguntó de la nada, ganándose toda mi atención de nuevo. asentí confundida por su pregunta, pues ya habían pasado casi cinco meses desde eso y no pensé que aún se acordara.

—sí, ¿por qué?— pregunté curiosa.

—bueno...— me sonrió con las mejillas más rosadas de lo normal —quería regalarte esto.— dijo sacando una pequeña cajita de su chaqueta. lo miré confundida y abrí los ojos asustada al ver un anillo —¡no es lo que piensas! aún no podría pedir algo así.— habló rápido, al ver mi reacción —es solo que quería regalarte algo que tuviera un significado para los dos, y quiero que este anillo sea como una promesa de que vamos a estar juntos para siempre. porque quiero que así sea. sé que no es ningún día en especial, pero quería dártelo ya.— me sonrió nervioso.