Nos vemos el próximo sábado. Este es muy breve. Puede que no me centre mucho en el contexto histórico, sino más en su romance. Perdóname por ello 🙏🙏🙏🙏
Buen finde y...
¡Gracias!
❤❤❤Después de todo, una cosa salió buena de su contrato. Dado que estaba ejerciendo de profesor para la hija de Stranford, fue llamado para tocar en varias fiestas, que antes había sido rechazado por sus dueños clasistas. Por ejemplo, en uno de los locales más elegantes de la ciudad. No era una gran razón para dar saltos de alegría, pero al menos, obtendría beneficios, que era lo que más le interesaba en ese momento. ¿Y por qué, no? Sería otro escalón para subir en cuanto a la popularidad, sobre todo podría darle más en las narices de su padre.
Poco a poco, lo conseguiría.
Así fue cuando tocó en ese local. No le importó el carácter de su dueño. Era un estirado londinense que le gustaba atraer a clientes muy selectos de la ciudad: caballeros de la alta clase, que disfrutaban de un buen cigarro y un brandy.
Por las noches, trabajaba en ese club fino, y un día a la semana volvía a encontrarse con el demonio personificado en persona: lady Stranford.
— Buenos días, señorita Stranford.
Su alegría no fue empañada por la falta de entusiasmo que demostró la misma, que no se dignó en mirarlo. Tampoco, le molestó.
— Hoy aprenderemos a tocar una de las piezas de Chopin. ¿Lo conoces?
No obtuvo respuesta por parte de ella. Se sentó a su lado, respetando las distancias.
— De acuerdo, aunque no me preste atención, comenzaré.
L
a clase anterior le había enseñado todas las notas. Toda la hora, enseñándole cada nota, que ella hacía realmente mal cada vez que le tocaba tocar. Lo hacía adrede. Aunque ese día iba a comenzar a tocar una de las obras de Chopin, no pensó en el nivel de su alumna. Él quería que escuchara, le cogiera el gusto por la música e intentara tocar las primeras notas, aunque fueras unas pocas. Aun así, su intención fue a la basura cuando ella repitió la misma táctica, destrozándole los oídos.
— Basta — no gritó.
— ¿Por qué parar si es divertido?
Se rio de esa manera que le resultó muy falsa. Le paró, cogiéndole las manos por unos segundos. Las soltó porque no estaba interesado en tocarla. No se percató de su tensión o de su repentina mudez.
— No es divertido escucharla tocar de esa forma pueril.
— ¿Me ha llamado pueril? No le gustará mi padre el saber cómo me ha llamado.
— Díselo, no le tengo miedo, señorita Stranford. Además, me he referido a su forma de tocar; no a usted — aunque también lo pensaba —. Es horrible.
— Será más horrible si permanece más tiempo aquí. No quiero que me enseñe.
— ¿Es una amenaza? — sus labios no pudieron estar callados.
— Una dama no amenaza, lord Quinn.
— Coincido con usted.
Fue cuando lady Stranford se dio cuenta de su propio desliz y como su comentario se volvió en su contra, sin haberlo preparado. Apretó las manos como puños, soltó un gruñido y le cerró la tapa.
— Hemos terminado la clase de hoy.
Salió de la estancia con un revuelo de faldas. Le había hecho enfadar. No supo porqué, pero no le importó. Se llevó una mano al cuelo y se aflojó el nudo, le estaba apretando.
Finalmente ella había hecho una cosa bien, acabar con esa tortura e irse antes.
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Mírame a mí © #2 Saga Matrimonios
Historical Fiction¿Podía surgir el amor entre un pianista, obligado a buscarse el sustento para alejarse de la tiranía de su padre, y una joven acomodada y criada entre algodones? Otra historia llena de clichés. No soy responsable de las críticas que se pueden genera...