Os traigo un mini capítulo.
Nos leemos en el siguiente finde!
Besitos
😘😘😘😘Ni siquiera el aire fresco de la noche lo estaba distrayendo. Había salido hacia la terraza para alejarse del salón atestado. Había mucha gente, mucho ruido. Hubiera disfrutado si no fuera por cierta proposición que aún tenía en sus pensamientos. Incluso, el pasar de las horas no había difuminado su rabia, su frustración. El verla en esa fiesta, descocada, coqueta con otros caballeros, recordándole que solo se burlaba de él para divertirse a su costa, no le ayudó demasiado.
Bebió de su copa, degustando el sabor agridulce y frío del champán. Al menos los anfitriones de esa fiesta, se habían esmerado en servir a sus invitados una mejor bebida. Aun así, no le calmó. Como si lo pudiera hacer una gota alcohol adormecer los sentimientos, se dijo burlón.
— Me imagino que no has tenido un buen día.
La voz de las Rider llegó hasta él.
— Supones bien — miró la copa vacía con hastío.
No debería habérselo bebido tan rápido. Ahora tendría que buscar a un sirviente para que se lo rellenara. Pasaba de hacerlo.
— Espera que lo adivine. ¿La señorita Stranford?
Gruñó como respuesta.
— ¿No se ha cansado en darle clases?
Buena pregunta.
— Al parecer no, aunque me sigue enervando.
No fue consciente de que su conversación con lady Rider sería escuchada por una personita que estaría escondida, tras unas columnas de mármol.
— ¿Tendría que tener alguna razón para estar celosa?
— ¿Por ella? ¡No!
— Dicen que los amores más queridos son los más reñidos — agachó la cabeza.
— No es en este caso. Eh, ella no me gusta.
Sophie lo miró sin creerle del todo y este acortó las distancias entre ellos, quería calmarla, quería demostrarle que era así, que ella no le gustaba, ni se sentía atraído por ella. No habló más, sino que se acercó y se inclinó para besarla cuando oyó un estruendo de fondo que los hizo que apartaran los rostros jadeantes.
— Parece ser que no es el sitio adecuado. Ven esta noche a mi casa, a mi habitación.
— ¿No seremos interrumpidos? — hubiera sido un caballero, pero no lo fue en su pregunta.
— No; solo ven.
Un beso en la mejilla y se fue, dejando en el aire una dulce y tentadora promesa.
***
No le importó si esa noche fue sacada varias veces a bailar con diferentes caballeros. Daba igual si la habían halagado, implorado otro baile. Daba igual… si todo ello había dejado de brillar para ella de repente.
Desolada, se apoyó en la columna, como si de pronto se sintiera cansada. Notó como alguien invisible, retorcido, malévolo, introducía sin misericordia su mano en el pecho para arrebatarle su corazón sin que pusiera mucha resistencia.
¿Qué era ese dolor?
¿Qué era ese frío que se deslizaba por cada de su extremidad?
No te quiere… ni te querrá.
Dolía mucho.
Sin ser consciente, lágrimas amargas y furiosas se deslizaron de sus ojos abiertos; herida por sus palabras, menospreciada por alguien que no la quería, ni la iba a querer.
Solamente tenía ojos para ella, para lady Rider.
Se marchó, con la barbilla en alto y manoteando las lágrimas. Nadie la vería así; nadie vería a Georgina derrotada.
Menos él.
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Mírame a mí © #2 Saga Matrimonios
Historical Fiction¿Podía surgir el amor entre un pianista, obligado a buscarse el sustento para alejarse de la tiranía de su padre, y una joven acomodada y criada entre algodones? Otra historia llena de clichés. No soy responsable de las críticas que se pueden genera...