Capítulo 30 (mini)

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Espero que esté siendo un buen domingo!

Os dejo con otro capítulo, un poco breve.

😘😘😘😘😘

El hormigueo, que le había producido por sus caricias y su abrazo, persistía dentro de ella. Le apenó tener que alejarse de él, pero Samantha parecía estar preocupada por su ausencia, ella y Finnigan, que lo encontró a lado de su amiga.

Estaban conversando cuando llegó hasta ellos, y se callaron al verla. ¿Por qué ese cambio tan brusco? Sam compuso una sonrisa y Finnigan estaba... más serio. No le pasó desapercibido su ceño fruncido y su tensión que lo rodeaba.

- ¿Dónde te habías metido? - atrajo su atención - Te he estado buscando por toda la sala. Solo faltaba buscarte en la habitación del frente.

Precisamente, había estado allí. Con él. Afortunadamente, no entró. Intentó no mirar por encima del hombro para que no le delatara.

¿Habría salido?

- Estaba dando una vuelta.

- Ya que te hemos encontrado, voy a bailar una pieza con un hermoso caballero que le había dado mi palabra de concederle un baile. Os dejo.

La preocupación por parte de la joven se esfumó. Sam, era así. Impulsiva y despreocupada. Miró a su amigo, y este permanecía en silencio.

- ¿He hecho algo mal? - le preguntó con tiento.

Dio un respingo cuando la oyó.

- No es eso - su mirada se trasladó más allá de ella, y lo entendió -. No quiero que te haga daño.

Él lo había descubierto. En vez de sentirse mal, intentó tranquilizarlo.

- No me hará daño, Finnigan - se atrevió a mirar hacia atrás, hacia ese lugar, donde había estado con él, pero las cortinas estaban cerradas.

¿Cómo podía ser que lo echara de menos? ¿Cómo? No sabía si había salido o no del escondite. El caso era que no estaba en la pista de baile. Contuvo un suspiro, sus ojos regresaron al rostro de su amigo, que seguía reflexivo.

- ¿Qué te preocupa? ¿Qué me rompa el corazón? Soy fuerte como el hierro.

- ¿Tan fuerte si aparece lady Rider?

Había dado con el quid de la cuestión. Lady Rider. No la había visto esa noche allí, aunque eso no le garantizaría que pudiera encontrársela tarde o temprano, en cualquier lugar. Tampoco, le aseguraba de que él la pudiera ver. Inspiró hondo.

- No tengo el poder para impedirle que aparezca. Londres es su hogar al igual que el mío. Ojalá fuera que no, pero no es posible retener los deseos del destino.

Se quedaron los dos callados, oyendo de fondo la música alegre de la orquesta.

- ¿Confiarías en él?

Su corazón latió muy rápido al escucharle formular esa pregunta.

¿Si podría confiar en él?

Su corazón le dijo:

- Sí, confío en él. Táchame de ciega, no me importa. ¿Por qué tendría que desconfiar de él si ve a lady Rider? Solo sé que él me corresponde...

- ¿No será algo pasajero? - le cortó.

Le tocó a ella fruncir el ceño y a sentir un poco de molestia con ese interrogatorio. ¿Por qué le tendría que crear dudas cuando no las había sentido? Porque no había hablado del tema con nadie.

- El tiempo dirá si es algo pasajero. Pero hay una cosa que es segura ahora y dentro de unos meses o años, lo quiero, y nadie, menos la señorita Rider, va a hacer que lo quiera menos.

- Lo siento no quería meterme mucho en tu historia con él.

- Lo sé, pero soy adulta, Finnigan. Me doy cuenta de que ya no soy aquella que se preocupaba por vestirse bien, sentirse halagada, bailar con decenas de caballeros porque así podía encontrar marido. No, he cambiado.

- También, me he fijado - esbozó una sonrisa triste.

- Finnigan - lo comprendió, pero no podía hacer más por él que ofrecerle una sincera amistad -. Espero que encuentras a alguien a quien de verdad lo darías todo sin importarte lo demás. Pero no soy yo esa dama.

- Lo tendré que aceptar, Gigi. Lástima que no hubiera luchado y bien cuando te conocí.

- Cuando sientas que es "ella", lucharás y bien. Solo querrás el amor de ella.





Mírame a mí  © #2 Saga MatrimoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora