Capítulo 29

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 Nuevo capítulo!!

Mucho ánimo!!!

Espero que estéis bien

😘😘😘😘😘😘


 - ¿No preguntarán por nuestra ausencia?

Su susurro le provocó que temblara por dentro y sonriera de una forma boba. Lo miró por encima de su hombro y negó con la cabeza. Estaban escondidos en una sala contigua a la que se celebraba una fiesta. Otro evento social más, uno de muchos.  No había puerta que dividiera las dos estancias, solo unas cortinas que no estaban corridas. La anfitriona tenía un estilo diferente de diseño.

-  Quizá, Samantha y alguien más de mi círculo. Ah, y mi carabina. Están por ahí. Creo ver a Sam.

- ¿Y sus padres? 

- Ocupados - no le interesaba hablar de ellos, él lo notó en cuanto le preguntó -. ¿Y usted? No veo a su amigo que siempre le acompañaba.

- ¿Edward Portier? 

Asintió y dejó el trozo de cortina que había cogido y se volvió hacia él, para mirarlo mejor.

- Sí, él - su expresión se le tornó grave, pero se encogió de hombros para restarle importancia.

Pensó que optaría por el silencio, pero se equivocó.

- Bueno, supongo que nos hemos distanciado. No se ha acercado a preguntarme sobre cómo estoy desde que practiqué esgrima con él, y eso hace varias semanas. 

Desde que se descubrió toda la verdad sobre lady Rider. 

¿Cómo olvidar su parentesco?

 Edward y Sophie eran primos. Lo que no sabía hasta qué punto había afectado su amistad. Le dio cierta pena. E hizo otro cambio de tema, al menos para que no pensara mucho. Había tocado un tema, que probablemente, aún le afectaba.

- Uy, entonces tendría que tener cuidado con usted - le pinchó con un dedo en el estómago -. No sabía que fuera un experto.

- Aunque podría darme aires de suficiencia diciéndole que sí y ganarme su admiración, pero me temo que no lo soy, señorita. Soy un simple amateur, igual que en la música. Siento decepcionarla - se rio, y atrapó su muñeca, tirando de ella hacia él para envolverla con sus brazos.

Gigi masculló una protesta, pero finalmente, estuvo encantada de que la abrazara por detrás.

- No estoy decepcionada, y creo que miente. Pues si es así, lo mismo que en la música, entonces es muy bueno. Me gustaría verlo. 

- Está invitada, aunque para hacerle una demostración tendría que ser en privado- le acarició con la nariz el cuello.

- ¿Si nos pilla? - jadeó cuando la caricia fue a más y sintió sus labios posándose levemente en su piel erizada. 

- No, no lo harán.

- Está muy seguro. Yo de usted, no lo estaría tanto - la giró para colocarla enfrente de él y casi se le olvidó lo que iba a decir porque sus ojos eran llamas puras, que la dejaban sin aliento y con el corazón desenfrenado, aunque con estar cerca de él, su corazón se ponía como un loco -. No quiero que esté obligado a una situación que podría dar otra, más delicada para usted. 

Para ti también, añadió él en sus pensamientos.

- Señorita Stranford - ella deseó que hubiera pronunciado su nombre, pero tendría que conformarse  dado que aún -. Si usted, me lo permite y lo desea, yo podría...

¡Georgina! ¿Dónde se habrá escondido?

Gigi gimoteó y escondió su cara en el pecho del hombre. Este cerró los ojos frustrado, y compuso una sonrisa con una mueca.

- La reclama.

- Es Sam; no es importante.

Pero su amiga la volvió a llamar con mucho más energía que la anterior vez. Tendría que hablar con ella personalmente sobre cómo no "molestar" cuando estaba desaparecida. 

- ¿Qué iba a decirme?

- No tenía relevancia.

 Gigi frunció el ceño, no creyéndole mucho. Oliver le cogió del rostro y le dio un beso efímero en los labios que le dejaron a ambos con ganas de más.

-  Ve. Encontraremos otro momento para estar juntos.

La sonrisa que le dedicó alivió un poco la frustración que sentía.

- Está bien. Confío en su palabra.

- Yo en la suya - se ganó otra sonrisa que le hizo sentir calidez por todo el cuerpo.

 Quería que no se fuera, quería tenerla más tiempo con él, pero era imposible. No la iba a poner en un aprieto. Ella se merecía que hiciera las cosas bien. No... a escondidas. Si ella quería, podía ser suyo. Sin migajas, sin tener el tiempo contado con un cuentagotas. Por eso, estuvo a punto de decirle que tenía en mente pedirle permiso a lord Stranford para cortejarla como Dios mandaba, así ofrecerle un cortejo, por siguiente, un compromiso. Ya no sería su alumna, sino su esposa.

¿Estaría dando pasos a ciegas?

No lo creía, se dijo mientras la observaba marcharse, no podía estar más seguro de querer hacerlo. Quería estar con ella y hacer las cosas bien. Sin embargo, tenía que esperar a conocer los intereses de la joven. No quería que pasara lo mismo que le pasó con lady Rider.

Pensar en ella, su boca se torció en una mueca de disgusto.

Por ella, no se merecía tener ningún pensamiento por parte de él.

Su relación había acabado para siempre cuando ella decidió apostar por su prometido, dejándolo a él en un abismo. Afortunadamente, alguien le había sacado de ese hoyo de oscuridad, demostrándole que podía volver a sentir y estar pleno. 

Era lady Stranford.


Mírame a mí  © #2 Saga MatrimoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora