Adelanto

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Para no dejarlo escapar, os dejo con un  trozo más de la historia. Como es tan breve, he puesto que es un adelanto.

Besitos!! Nos leemos pronto!!

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Por más que quisiera cerrar los ojos, no pensar; por más que intentara buscar un lugar cómodo en la cama, solo dormir, no lo consiguió. Se tumbó de espalda y miró a oscuras lo que supuso que era el techo de la cama de dosel. Sin embargo, no estaba mirando. Su imaginación, que se había convertido en su enemiga, no le estaba ayudando en nada.

De fondo, oyó los gritos histriónicos de sus padres, que cada noche discutían sin importarle sin eran oídos por los sirvientes, o, por ejemplo, ella. Contuvo un suspiro, los gritos fueron siendo murmullos sordos cuando unas imágenes perfilaron por su mente, haciendo trizas su coraza.

Un portazo sonó; pero ella no le prestó atención, sabiendo que significaría aquello. No hacía falta ser adivina para averiguarlo. Su madre, teniendo otra oportunidad para desahogarse con alguna copa que otra de alcohol, y su padre, yendo otra vez a los brazos de su amante.

Aún no le encontraba explicación de cómo la sociedad no se había hecho eco con la noticia. Era mentira, porque lo sabía. Lord Stranford pagaba bien a sus servidores. Por otra parte, su madre no le podía achacárselo en público porque la imagen de "perfecto matrimonio" se desmoronaría, y de paso, ella también.

¿Con qué pagaba la frustración?

Bingo.

No era todo el oro lo que relucía en esa casa.

Enfadada con el mundo, golpeó con la almohada. No por el simple hecho de que sus padres discutieran o se perdieran, sino porque aún... no asimilaba que pudieran estar juntos.

Ahora lo estarían.

Ahogó un grito llevándose un puño en la boca.

No pudo más, se levantó y, como sabía que los sirvientes se habrían ido a dormir, no llamó a nadie, se colocó la bata y salió del dormitorio.

Quiso desahogarse.

Lo encontró en el piano. Acercó la vela que había encendido antes de entrar y la dejó encima, con cuidado. Subió la tapa, y sin que nadie la escuchara más que ella misma, empezó a tocar... sorprendentemente bien. Una sonrisa triste se dibujó en sus labios al reconocer la música que estaba tocando. Siguió hasta que aporreó las yemas de sus dedos contras las teclas; queriendo despertarlos, pero nadie vino a socorrerla.

Él no vino.

Por suerte no, sino se acabaría muy pronto la función, y a ella le encantaba desquiciarlo.

El el último segundo, una nota quedó suspendida en el aire. Sus hombros se hundieron cuando la soledad la azotó. No enemiga, era su amiga. Sin embargo, no lo estaba siendo al recordar su sonrisa, su mirada, sus dedos.

Estaba con ella.

¿Qué más daba si estaba con ella?

Besándose, abrazándose, retorciéndose como animales.

Golpeó las teclas con fuerza haciendo un gran ruido. Ni siquiera vinieron a preguntar qué le ocurría. Absorbió por la nariz y se tragó las lágrimas. El dolor no se fue; permaneció dentro de ella.

Mírame a mí  © #2 Saga MatrimoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora