Bruce

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La noche fue larga, mucho en que pensar, muchas lágrimas, necesidad de fuerza para mantener sus decisiones , muchas cosas fueron puestas en balanza en la mente de la rusa. Tampoco sabía cómo sentirse respecto a Steve. No sabía si había sido demasiado hostil con él o si hizo lo correcto pero de una cosa sí estaba segura, Steve Rogers era parte de su vida y aunque no fuera su pareja lo querías cerca. Así que trataría de que todo fuera como antes, como antes de que ese rubio se clavara en su corazón, cuando solo eran compañeros, solo amigos. Se alistó de inmediato después de esa ducha mañanera y refrescante. Amarró bien sus tennis de correr, no solía maquillarse para ir a correr pero la pérdida de la noche y el llanto hicieron estragos en su rostro por tanto no dudo en hacerlo, utilizando tonos naturales.
Preparó su reproductor de música y abrió la puerta para ir al elevador pero...

- ¡Plan, plun, pan!- cayó al suelo torciendose el tobillo.
- ¡Maldita sea! ¡Pero qué rayos! - se quejaba la rusa mientras se agarraba el pie.
- Lo siento, de verdad, perdón.
- ¿Rogers pero que carajos haces ahí tirado?
Y es que Steve Rogers no pudo soportar las palabras de Nat de la noche anterior y decidido a qué la rusa le diera otra oportunidad, durmió frente a su puerta.
- Nat, perdón ¿Estás bien?
- ¿Te parece que estoy bien?
- Déjame ayudarte.- dijo él levantandola en sus brazos. Y llevándola a la cama.
¿Que te duele?
- Creo que me torci  el tobillo.
- Al parecer, debes tener más cuidado.
- ¿Cuidado? Ohhh disculpa pero no pensé que tendría un deambulante durmiendo en mi puerta. ¿Que carajos
hacías ahí?
- Necesitaba hablar contigo Nat.
- Hablamos demaciado anoche Rogers y dijimos lo que hacía falta. Es todo.
- No, Nat. Yo aún tengo mucho que decir pero antes iré por hielo al parecer se está inflamado.
- No es neces...
Pero ya el rubio había salido.
- Nat tomó la jarra de agua que estaba en su mesa de noche y se sirvió, luego sacó de su gaveta unos analgésicos y un antiinflamatorio y los ingirió.
Steve llegó con el hielo en una bolsita, le removió el calzado y el calcetín y lo colocó sobre su tobillo.
- ¡Gracias!
Debes estar cansado, debes irte.
- No lo estoy y por favor no trates de convencerme para que me marche. De verdad quiero que entiendas que...
Ella lo fue a interrumpir pero el cubrió su boca.
- Que entiendas que te amo, te amo Nat. Y quiero que sepas que haré todo lo que esté a mi alcance para recuperarte, si es necesario dormiré frente a tu puerta cada noche. Lo haré hasta que entiendas que mi corazón es tuyo.
- ¿me pregunto si ambos están de acuerdo? Tú y tu corazón
- Sí , lo estamos, ninguno está dispuesto a perderte.
- Siempre seremos amigos Steve, ahora déjame salir, tengo que correr.
- No puedes correr así, te lastimaras.
- He tenido lesiones peores. Además pronto dejará de doler. Ya tomé algo.
Ahora sí me permites...
- No, te quedarás aquí hasta que ese tobillo esté mejor.
Vuelvo enseguida y espero encontrarte aquí o habrá consecuencias Romanoff.
Ella sonrió - porque lo dicho por el rubio le causó gracia.
- Bien- solo dijo
El se marchó a  su piso, buscó algo de ropa limpia, su cepillo de dientes y luego fue a la cocina por fruta.
Volvió al piso de la rusa. Ella ya se había quitado el otro tennis y se acomodaba en la cama.
Él le brindó el plato con frutas y se quitó la camisa frente a ella sin ningún pudor, algo extraño en Steve Rogers.
- ¿Que haces?
- Tomaré una ducha en tu baño.
- Pero...
- Será rápido Nat.
- Bien pero no toques nada.
- Claro.

Pero no eran los únicos despiertos tan temprano.
Bruce Banner estaba ansioso es decir estaba feliz de estar de vuelta pero necesitaba aclarar todo con la rusa y decidido fue a su piso a hablar con ella.
El elevador abrió su puertas y él pasó. La puerta de la habitación de Nat estaba entreabierta.
- ¿Nat?
- ¿Sí?
- El se asomó. ¿Puedo pasar?
- Eh, sí claro
- ¿Estás bien ?- Sí solo me caí y me he torcido el tobillo pero nada de cuidado.
- Oh siento escuchar eso ¿Puedo revisarlo?
- Claro, adelante, tú eres el doctor.
Bruce tomó con cuidado el pequeño pie de la rusa para inspeccionarlo.
- No se ve tan mal, creo que con unos analgésicos y la compresa fría pronto estará bien .
- Ya los tomé y ya tengo el hielo.
- Haz hecho bien .- dijo el mientras seguía sosteniendo el pie de la rusa.
Ella no dejaba de mirarlo.
- Nat yo quería...
- Oye Nat para que es este frasco Ro...- dijo Steve asomándose por la puerta del baño con la toalla en la cintura y su cuerpo mojado.
Al ver a Bruce su semblante se tensó y Bruce solo miró a Natasha y luego notó la camisa de Steve en el suelo y ato cabos.
- Lo siento yo... No he querido... Ya salgo.
- No, espera Bruce.- Dijo Nat.
Pero el hombre siguió su camino. Iba por el pasillo cuando Nat decidió seguirlo para aclararle todo. Se bajó de la cama cojeando.
- Bruce , espera por favor... Y Steve fue tras ella. - Nat, no puedes caminar así, te lastimaras.
Bruce entró al elevador y rápidamente lo puso en marcha.
Lo último que vió fue el rostro preocupado de Nat.

 Entre tú y yo, ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora