Polemic Song

EXTRA 1

Irene mira las calles adornadas con flores de su jardín y la de sus vecinos con serenidad, cerrando los ojos y tomando una profunda respiración para tomar el aire fresco.

"Aparentemente, el cantante Jeon Jungkook y el actor Kim Taehyung después de todo los rumores y problemas, están en una relación, ya que se les fue vistos..." Apaga el televisor de su sala, ahora sólo con el sonido de los pájaros y el viento meciendose suavemente sobre las hojas de los árboles.

Un llamado a su puerta interrumpe sus pensamientos. Va hacia la entrada y abre la puerta, encontrándose con Seulgi, con un bello vestido azul mirándola con timidez.

— Hola. — Dice simplemente. La contraria le devuelve el saludo nerviosamente y le comenta que hace unos minutos había llegado de otro viaje de última hora por su trabajo.

— Me recuerda cuándo venías a traer a Taehyung. — Comenta divertida Irene. — Y a veces Tae no quería irse y Jungkook me rogaba para no dejarlo ir y tuvieran una pijamada.

Seulgi mira hacia un costado, con un poco de culpa reflejándose en sus facciones. Irene suspira, su intención no era hacer sentirla mal, de todos modos.

— Puedes pasar, si gustas. — Se hace a un lado, dejando pasar a Seulgi que con un "conpermiso" se adentra a la casa, admirando la acogedora y bonita decoración.

Se sientan en el sofá mientras toman un poco de té. Hablan sobre sus vidas, y  sus hijos, que después de la charla que tuvieron entre ellas para contarles su historia, los hizo abrir los ojos.

— Irene. — Comenta de repente. La nombrada deja de hablar y le mira con una dulce mirada, haciendo a Seulgi sentirse nerviosa.

— Todavía te quiero. — Comenta. Irene la mira ahora seria. — Aún con todo lo que pasamos, mis sentimientos no cambiaron todos estos años. Perdón por todo lo que te hice sufrir, era una adolescente confundida y asustada, y perdí al amor de mi vida por tomar la decisión incorrecta.

Irene simplemente sonríe, y con delicadeza apoya su mano sobre la de Seulgi, sujetándola con cariño. — No hay nada que perdonar, porque nunca sentí rencor contra ti.

Sus manos no dejan de estar unidas por el resto de la tarde, y aún en la noche, Seulgi se queda en su casa acompañándola.

Sus cuerpos se unen de nuevo, pero lo hacen aún más sus almas.

Almas dolientes, que habían sufrido mucho, y ahora por primera vez en años sienten felicidad.

Y no necesitan palabras para confirmarlo, porque habían madurado. Después de años al fin eran libres, y eso sólo hacía que sus corazones saltaran de felicidad.

Porque ahora, les da igual lo que diga la gente, ellas serán felices sin importar los murmullos.

Su historia de amor no tenía flores, ni mucho menos era dulce, pero habían luchado hasta el final para llegar ahí, en dónde las sábanas unían sus cuerpos y almas en una sola.

Si, pasaron años para llegar hasta aquí, pero no se arrepentían de esperarse.

Cómo la promesa de dos niñas al estar siempre juntas, hasta dos mujeres que con miradas se entregaban todo.

Así, era su historia de amor.

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