Con los ojos cerrados, pero con el consciente activo, me estiro en la cama hasta que mis músculos lo agradecen. Lanzo un bostezo al aire y llevo mi mano hacia el lado en el que se encuentra Dani, no obstante, cuando hago esto, lo único que puedo tocar son el colchón y las sábanas vacías. Arrugo el entrecejo y me incorporo a la vez que separo los párpados para poder comprobar por medio de sentido de la vista, que el tacto no me ha fallado. Y así es, Daniel no se encuentra en la habitación.
Me mantengo unos instantes en silencio y prestándole atención a mi canal auditivo, con la intención de percibir algún que otro sonido que me indique si se encuentra en casa o no. Ni un solo ruido se hace presente en el lugar, por lo que empiezo a pensar que, tal vez, haya podido irse a dar un paseo mañanero. Antes de levantarme y dirigirme al cuarto de baño para asearme, miro la hora que es en el reloj digital de la mesilla de noche; son las doce de la mañana, hemos dormido demasiado. Bueno, yo he dormido demasiado.
Tras apartarme los pelos de la cara, me pongo en pie y me encamino hacia el servicio. Una vez que estoy en la entrada, tomo el picaporte y accedo a la estancia sin más. En cambio, en el momento en el que me posiciono enfrente del espejo del lavabo, el reflejo de algo que hay dentro de la bañera llama mi atención por completo, sobresaltándome al darme cuenta de que se trata del rubio. Me doy la vuelta de inmediato y le miro con una confusión que no cabe en mí. Está profundamente dormido dentro de la bañera. Pero eso no es todo. Está llena de agua y él está con su pijama puesto. ¿Pero qué narices?
Su respiración es tranquila y parece no percatarse del lugar en el que se encuentra. Estoy a nada de pensar que se ha vuelto majara hasta que por mi mente aparece el recuerdo de la vez que me comentó que tenía episodios de sonambulismo. Ahogo una carcajada en mi garganta y no pierdo el tiempo para ir a buscar mi móvil; me es muy necesario hacerle una foto antes de que se despierte.
Una vez que tengo el dispositivo en mis manos, regreso sobre mis pasos y le saco esa fotografía que le acabo por mandar a su hermano Lucas junto con el mensaje: "Mira donde me lo he encontrado". Él no tarda en meterse en el chat y comenzar a escribirme una respuesta. Bueno, varias.
Lucas: Jajajajaja, hacía mucho que no tenía un episodio de esos! (12:09) ✔✔
Lucas: Esto, sin duda, supera a la vez que le quitó la cama a Sully (12:09) ✔✔
Lucas: El pobre animal vino a llorarme porque le había echado de su colchoncito (12:10) ✔✔
Yo: Debería de preocuparme? (12:10) ✔✔
Lucas: No, es algo que le viene desde muy pequeño y parece que ahora va en decadencia. Asegúrate de cerrar bien la puerta de casa, no vaya a darle por salir! (12:10) ✔✔
Yo: De acuerdo ;) (12:11) ✔✔
Bloqueo la pantalla del móvil y lo dejo en la encimera del lavabo. Tras arrodillarme enfrente de la bañera, le doy pequeños con el dedo en la frente del muchacho, con la intención de despertarle. Al cabo de unos instantes, parece que lo voy consiguiendo. Dani frunce el ceño a ratos y coge aire por la nariz antes de soltar un suave gruñido de queja. Este se da la vuelta para apartarse de mi tacto, provocando el movimiento del agua y haciendo que se derrame un poco.
Arqueo las cejas y, en cuanto menos me lo espero, Daniel pega un brinco completamente asustado, observando todo a su alrededor como si no entendiera absolutamente nada. Se agarra a los bordes de la bañera, mira el agua y así mismo, sin saber cómo procesar la situación que está viviendo.
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Luna de miel
RomanceWendy lucha para salir de una relación tóxica con ayuda de sus seres queridos y de un chico muy borde que se encuentra cada día en el ascensor. * Wendy Martínez está atada a una relación que no tiene rumbo, que no llegará a ningún puerto y que está...