🌻 Capítulo 51

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Avanzo por unos de los pasillos del hospital casi corriendo, mirando los números de cada habitación para asegurarme de que no me paso en la que se encuentra Daniel. Mis amigos me siguen el paso en silencio y prestando atención a lo que hay a su alrededor por si ven a alguien que tenga algún tipo de relación con el rubio, pero está todo vacío a excepción del personal que trabaja en esta planta y algún que otro familiar de las personas que se encuentran hospitalizadas; la mayoría están dentro de las habitaciones.

Susurro los números que aparecen ante mis ojos hasta que el pasillo finaliza y no hay ni rastro del que me interesa. Miro hacia todas partes, a punto de ponerme nerviosa por no saber siquiera moverme en las instalaciones de un hospital. Bruno me toma del brazo para que le haga caso y, cuando le miro, no tarda en señalar a un grupo de tres personas que hay al fondo del corredor que se abre paso a nuestra derecha: es Lucas, está con Edu y Luis, los amigos de Dani.

No pierdo el tiempo y me encamino hacia allí trotando cada dos pasos para llegar cuanto antes y sin que me regañen por ir demasiado deprisa. En el instante en el que me encuentro a pocos metros de ellos, Lucas se percata de mi presencia, por lo que me mira y abre los brazos para recibirme entre ellos de inmediato. Me aprieta con fuerza y luego deja un beso en uno de los laterales de mi cabeza.

—¿Cómo está? —quiero saber—. ¿Qué ha pasado?

—Hace una hora que le han traído a la habitación, por ahora está bien.

Deshacemos nuestra unión y este dirige la mirada a los amigos de su hermano, quienes se miran mutuamente sin saber por dónde empezar a contarme.

—Cuando salió del local para irse contigo... —comienza a hablar Luis— un tío apareció de la nada, se abalanzó sobre él, le apuñaló y le tiró al suelo. Nosotros estábamos dentro, íbamos a seguir ensayando un rato más. Su gritó nos alertó, pero para cuando quisimos ir a ver qué ocurría, el tipo había salido corriendo.

—¿Dónde? ¿Dónde le han apuñalado? —La voz se me entrecorta por el llanto.

El muchacho se pone la mano en el abdomen para indicarme que es esa la zona en la que ha recibido el daño, y el dolor que siento en el pecho es tan fuerte que temo desplomarme en el suelo en cualquier momento.

—Cristian fue tras él, pero le perdió —continua Eduardo—. Rodrigo y yo estuvimos llamándote cuando la ambulancia se lo llevó, pero no contestabas.

El hormigueo que noto en las manos me obliga a moverlas para deshacerme de él mientras que mi cabeza procesa todo lo que me han contado; no soy capaz de asimilar que le hayan hecho eso y que ahora mismo estemos todos aquí a la espera de que se recupere. Un nudo se me forma en el estómago en el instante en el que pienso en Víctor, la agüilla salada que expulso sale de forma más abundante al imaginarme tal escena en la que mi ex ha estado a punto de matar a mi novio.

—Ha sido Víctor, ¿verdad?

Cuando pregunto esto, noto a mis amigos posicionarse cerca de mí. Catalina pasa su brazo por mi espalda y acaricia con su dedo pulgar la zona para hacerme mantener la calma. Todos sabemos la respuesta a esa cuestión, todos sabemos que ha sido él, pero también sabemos que una confirmación puede desatar una crisis en mi interior.

—Sí —confirma Lucas—. Ha venido la policía a tomarle declaración, se han ido hace unos minutos. Quiero que sepas que le hemos denunciado y que han intensificado la búsqueda.

Asiento con la cabeza a la vez que un suspiro nervioso sale sin permiso de mis adentros Trago saliva y miro la puerta entreabierta de la habitación en la que debe estar Daniel. Escucho voces provenientes del interior, parecen felices, cosa que me ayuda a relajarme un poco.

Luna de mielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora