Always In My Heart ≈Yours Sincerely, Louis≈ [1]

Capítulo 3

Louis

Respira, respira, respira.

–Ah, hola. No, en realidad. Te buscaba a ti.
–¿A... a mí? —pregunta nervioso.
–Sí, es que, estoy muy aburrido a decir verdad, y me preguntaba si querías, no sé, ¿hablar, tal vez?

Diablos, esto es más difícil de lo que creí, no hay expresión alguna en el rostro de este chico además de confusión absoluta.

–Su Alteza, discúlpeme pero, me pone entre la espada y la pared... yo... se supone que no debería hablar con usted, que debería seguir la reglas, pero tampoco puedo contradecirlo ni desobedecer órdenes, así que... si me permite serle sincero, no sé que hacer.
–Bien, entonces... te ordeno que dejes de seguir las reglas y...
–Pero, Majestad yo... —me interrumpe.
–No, recuerda que no puedes contradecirme —lo interrumpo nuevamente.
–Sí, lo... lamento, Su Alteza.
–"Su Alteza" es mi padre, así que a mí llámame como te plazca, menos así —él no hace más que asentir con la cabeza— así que dime, ¿a dónde vas ahora?
–Ah, me dirigía a mi habitación, Majestad.
–Muy bien, yo... iré por una taza de té a la cocina, ¿te gustaría acompañarme?
–Supongo que sí, Majestad.

Vamos bien, aunque en realidad, jamás me imaginé que hacer amigos sería tan complicado. Parece que no quiere hablar conmigo, quiero pensar que sólo es mientras nos conocemos un poco más, porque en serio, la vida es muy aburrida aquí.

Mientras caminamos en dirección a la cocina (que no sé exactamente dónde queda), pienso en como entablar una conversación sin que él se pueda sentir mucho más incómodo.

–Me dijiste que tu nombre es Harry, ¿no es así?
–Sí, Majestad, así es.
–Y, ¿cuántos años tienes, Harry?
–Tengo 16 años, su Majestad.
–¿En serio? Vaya, sólo eres dos años más chico que yo.
–Llegamos, Majestad —dice cuando por fin llegamos a la cocina— ¿de qué prefiere el té?
–De manzanilla con limón y endulzado con una cucharada de miel, por favor.
–En seguida se lo preparo.
–Y prepara uno para ti también, por favor.
–¿De verdad, puedo... tomar el té con usted?
–Claro que sí, me gustaría tener compañía está vez, ¿a ti como te gusta el té?
–Pues en realidad, no suelo tomar té muy seguido, Majestad, pero, suena bien de manzanilla.
Si no le importa, claro.
–Adelante, por favor.

Está yendo bien, después de todo. Harry parece estar perdiendo la timidez, creo que es lo que más necesitaba yo también para poder avanzar.

–Majestad, puedo... ¿puedo preguntarle algo? —habla con algo de inseguridad aún.
–Lo que quieras, adelante.
–¿Porqué... porque está haciendo... esto? —pregunta nervioso y haciendo un ademán entre nosotros con las manos— no quiero ser grosero, ni mucho menos, es solo que, estamos rompiendo la mayoría de las reglas, Majestad.
–Está bien, te diré las cosas, directas, ¿de acuerdo? —respondo mientras recibo el té que me ofrece— quiero hacer amigos. Teóricamente eso debería responder a tu pregunta, pero quiero que dejes de estar tan nervioso o que pienses que en cualquier momento te mandaré al calabozo, porque casi puedo asegurar que eso es lo que piensas y déjame decirte que estás muy equivocado —continúo soltando una leve risa por haber adivinado.

Él baja la mirada por lo último que dije y sonríe también haciendo que unos lindos hoyuelos aparezcan marcados en sus mejillas.

Carajo, tiene una hermosa sonrisa.

–Entiendo, Majestad. Pero entonces, no tengo porque temer que pueda mandarme encerrar, ¿verdad? —pregunta un poco más tranquilo.
–No hay nada de que preocuparse, Harry. En serio.
–Bien, entonces... antes que nada, me gustaría pedirle una disculpa, Majestad. Lamento haber pasado un poco más del área que me corresponde, y por haber chocado con usted y... hacer que cayera al suelo y, haberme ido corriendo así nada más, sólo que me aterre y...
–No te preocupes, Harry. Está bien, a decir verdad, yo no lo lamento —le doy un sorbo a la taza de té y él me mira confundido— de no haber sucedido todo eso, yo estaría en mi alcoba muriéndome del aburrimiento.
–¿Puedo preguntarle algo más, Majestad?
–Claro, con una condición solamente —me mira esperando que continúe— Que dejes de preguntar si puedes hacer otra pregunta —él solo sonrió y asintió.