Capítulo 2.
Las vacaciones de verano estaban siendo un verdadero desastre, a excepción de aquel hermoso cruce de miradas de hace un par de días. Hoy me siento verdaderamente tonta. No sé nada más que su nombre. No sé su dirección, ni siquiera su teléfono. No sé nada de él, más que la forma de su sonrisa.
Esa sonrisa que me volvió loca por dos segundos. ...
Pero, ¿qué debería hacer? ¿Tomar mis cosas y dirigirme hacia él como si fuese una de las cosas más normales? Te enamoras del chico de un café y decides ir en busca de él. Nada lógico, ¿verdad?
Pero eso no me constaba a mí.
Nada era lógico en mí.
-Dime que estás aquí. -Susurró una de mis amigas más cercanas luego de notar mi poca existencia dentro del auto. Yo asentí suavemente. Era de noche, las luces brillaban. Las luces del auto era lo único visible por ahora. Cinco chicas en el auto con las esperanzas solucionadas a excepción de mí, que mi vida no tenía más que un poco de sentido.
Y eso porque estaba de suerte.
-Sí. -Susurré, mientras ella palmeaba mi brazo con suavidad.
-De verdad te hará bien ésta fiesta. -Rió. -Hace tanto que no sales, más allá del año pasado.
-No me dan los ánimos.
-Nunca. -Se quejó. -Debes comenzar a alejar tus problemas un poco, o perderás tu juventud. -Me amenazó.
Yo asentí suavemente, mientras le mostraba una pequeña sonrisa protectora. Mi corazón se frenó en el momento en que vi al auto frenarse frente a una muy familiar cafetería. Mis ojos brillaron. Nadie sabía lo que había sucedido aquel día, ni siquiera mis propias amigas.
¿Para qué?
-¿Es aquí? -Pregunté suavemente, mientras la chica que conducía asentía con dos kilos de maquillaje sobre su rostro. Ella es preciosa... ¿por qué habría de ocultar su belleza detrás de tanto maquillaje?
La enorme casa con luces extravagantes me cubrió de vergüenza y me hizo no querer bajar del auto. Fui bajada a la fuerza e ilegalmente de él, mientras lo único que pude hacer, fue acomodarme el cabello. Di un rápido vistazo a la cafetería. Aún habían luces encendidas en ella. Aún permanecía abierto.
-¿Dónde está tu novio? -Una de ellas me preguntó.
Me alcé de hombros.
«Está retrasado otra vez, porque lo último que quiere es verme» murmuré para mí misma. No podía creer que me humillara de ésta manera. ¿Por qué existíamos juntos aún?
-No demorará en llegar. -Me sonrió, mientras caminaban al mismo ritmo hacia el interior de la casa. Aún mirando hacia atrás, decidí adentrarme a ella. Hoy no era mi noche, y no tenía ganas de conocer a gente nueva, ni de intentar impresionarles. Sólo quería cruzar la calle, y caminar hacia la cafetería.
Vamos, ¿qué estás diciendo?
Concéntrate en lo poco que tienes, y no en tus fantasías. Qué pensaría tu novio si supiese que...
-¡Por aquí! -Una de ellas exclamó, mientras me tomaba por la mano, y jalaba fuertemente de mi brazo, ocasionando que yo sufriese un dolor interno. Choqué contra un pecho fuerte y unas manos firmes se aferraron a mi cintura.
-Etan. -Le murmuré suavemente.
Él sonrió, aproximándose suavemente hacia mí, jurándome que quería besarme. Pero yo me giré, y me desprendí de sus brazos para dirigirme hacia una de mis amigas. No me dijo nada más. Todos allí giraron los ojos.