Capítulo 17.
Habíamos sufrido una terrible experiencia aquella tarde.
Con el rostro de Luhan entre mis manos, pude divisar cómo un enorme moretón se apoderaba de su ojo izquierdo, y cómo se encontraba. Tan hinchado, que su pequeño ojo me miraba con tanto temor. Tenía tanto miedo como yo. Intentó ponerse de pie, pero no se lo permití.
Lo abracé con fuerza, y posé su cabeza sobre mi regazo, solamente para poder acariciar su cabello.
-Eres un tonto, Lu... -le dije, mientras observaba con muchísimo miedo cómo él sonreía.
-Quedé como un tonto.
-Eso no es verdad. Me defendiste. ¿Por qué tenías que ser tan valiente? Sólo te provoqué un enorme moretón.
Rió suavemente, haciendo un pequeño gesto de dolor gracias a esa marca sobre su ojo.
Recuerdo que la policía entró a casa por la fuerza, y que mamá llegó dos minutos después. Supongo que el encontrar a una patrulla fuera de casa, un ventanal roto, y a el novio de tu hija con un moretón sobre el rostro debe ser bastante preocupante.
Lo siento, mamá.
Mamá llegó a casa con una terrible expresión, antes de que tuviese que explicarle a ella lo sucedido, además de a la policía. Lo que más me atemorizó era que Etan sabía todo. Tanto de mí, como de mis datos. Dirección, teléfono, incluso el café de Luhan. Eso era lo único que me preocupaba.
No me interesaba ya por mí: me preocupaba más cómo estaría él.
Supongo que eso era una mala señal. Desde el momento en que antepones la salud, y la felicidad de alguien más antes que la tuya, ya puedes comenzar a llamarle: amor.
-¿Irás a ver a Luhan? -mi madre me cuestionó.
-Es eso, o lo traeré a casa. Necesito saber cómo está -le dije, de pronto, mientras me preocupaba por lo ocurrido días atrás. Quería saber en verdad cómo estaba, o moriría en el acto. A pesar de que le había visto ayer, quería estar con él. Quería visitarlo. Saber cómo estaba. Curarle hasta la última herida, y permanecer a su lado por el resto de mis días.
Mamá accedió a dejarme salir. Finalmente, era el mismo riesgo permanecer dentro o fuera de casa. Después de ese enorme susto con Etan, mamá y yo considerábamos aún más las cosas. Supongo que le alteró mucho los nervios a mamá. Sobre todo después de que ella creyó que Etan era una buena persona.
Siempre logras decepcionarte de las personas.
Le envié un mensaje a Luhan diciéndole que iría en camino al café. Al final de cuentas, él decidía permanecer un millón de veces allí antes que un día en su propia casa. Sabía que podía cuidarle allí. Y además, como me dijo, los chicos estarían allí.
"Te esperaré muy ansioso" decía su mensaje, y fue suficiente para mí para sonreír de la manera más ridícula, y tonta que jamás has visto.
Caminaba más rápido cuando mi destino era la persona que quería. Y esa era la verdad... Luhan era la persona que yo quería.
Pero, creo que ya no tenía tanto miedo como antes. Algo en mí ya había cambiado lo suficiente como para lograr ser feliz.
-Buenos días -sonreí hacia el tío de Luhan mientras él terminaba de asear la mesa del café. Me hizo un ademán con la mano, y me informó que podría pasar hacia la parte de atrás-. ¿Está mejor? -le cuestioné.
-Los chicos están con él -sonrió-. Pero verte allí le hará sentirse mucho mejor.
Yo le sonreí, y procedí a caminar hacia la parte posterior. Al abrir la puerta, divisé a mi pequeño muchacho tendido sobre la cama, con cuatro visitantes que se carcajeaban de él.
-Al menos la defendiste -soltó Xiumin, antes de que yo posase una mano sobre su hombro.
-Fue mi héroe.
Luhan me sonrió de una manera especial. Sus ojos brillaron en el momento en que me vio aparecer en la habitación, y los chicos se giraron sonrientes hacia mí.
-Por segunda ocasión -musité.
Ellos comenzaron a hacer ruidos. Esos de: sabemosloqueustedesdostramanydebemosirnosoéstoseráincómodo.
-Chicos, ya pueden irse... -Luhan dijo suavemente, mientras fingía toser.
-¿Ya nos corres? -Chen preguntó entre carcajadas, mientras posaba una mano sobre el hombro de Lay, y éste negaba en desaprobación.
Sehun se aproximó a musitarle a Minseok en el oído lo siguiente:
-Y eso que ni siquiera son novios aún.
Minseok se soltó en carcajadas, y los chicos salieron por la puerta de entrada. Luhan me observaba más que sonriente, y yo me senté en una orilla de aquella blanca cama. Sus ojos se habían clavado a los míos con tanta intensidad que creía desvanecer.
-Viniste a verme -dijo.
-Por supuesto que lo hice. Voy a cuidar de ti.
-Ya lo haces.
Yo le sonreí. Estiré mi mano derecha para lograr alcanzar uno de sus mechones, y él cerró sus ojos ante mi tacto. Su pequeño ojo de color morado era todo lo que yo podía ver. Me sentía tan culpable.
-Todo ésto fue culpa mía.
-Eso no es verdad -rió-. Culpa mía.
-¿Por qué tuya?
-Normalmente así lo es. Y además, nada jamás será culpa tuya -me sonrió.
-Por supuesto que sí, Luhan.
-No.
-¿Te duele mucho? -le cuestioné.
Él abrió sus ojos en una hermosa sonrisa de oreja a oreja, y desde su posición, me observó.
-Duele lindamente.
Le sonreí con tanta ternura, que segundos después posé mi frente sobre la suya, y le besé la mejilla con suavidad.
-Iba a golpearlo -me dijo.
-Lo sé.
-Y quedé como un tonto.
Yo reí suavemente.
-Lo sé... -bromeé.
Me miró entre risas, y me arrojé sobre él. De pronto, me abracé de su cuello, y ahora me encontraba sobre él.
-Es mentira, Luhan.
-Lo sé... -dijo, imitando mi tono de voz.
-Me gustas tanto.
-¿Sabes qué me gusta a mí?
-¿Qué te gusta?
-Además de ti, me gustan tus besos.
-¿Y un beso te hará sanar?
-Tus besos me hacen vivir.
En una bella sonrisa, me aferré a su cuello, y le besé. Le besé para que así, él pudiese sanar. Se aferró a mi espalda, y me hizo girar sobre él, y ahora, él estaría sobre mí.
-¿Ahora estás mejor? -reí.
-Mucho.
Suspiré al observarle tan cerca mío.
-Luhan, me estás matando. No se supondría que yo llegase a sentir todo ésto que tú me haces sentir.
-¿Qué sientes?
-Siento... siento vivir cuando estoy a tu lado. Siento que... por unos momentos, soy completamente feliz al estar junto a ti.
-Es bastante curioso...
-¿Por qué?
-Porque eso es lo que tú me haces sentir.