Capítulo 19.
Luhan regresaría a dormir a casa. En realidad, quizá llegaba a preocuparme más de lo que debería. Pero, en realidad, lo último que yo quería era que él saliese lastimado. Le hice prometer que me llamaría en cuanto notase algo mal, o si llegase a sentirse incómodo, o si tan sólo necesitaba charlar.
Él dijo que lo haría, y finalmente, accedió. La noche comenzó a pasar de largo, y finalmente llegué a casa. Tenía razón en cuanto a mamá, pues desde que llegué a mi hogar, ella yacía con una enorme sonrisa de oreja a oreja.
-¿Qué piensas de él, mamá? -le cuestioné.
Ella sonreía tan ampliamente, y entre risas, rodé los ojos.
-¿Lo amaste?
-Es un chico encantador, querida -me sonrió-. Aunque... no pude evitar notar algo en él.
Mi corazón se detuvo por un par de segundos. Curveé las cejas, y me dediqué a observarle. Esperaba a que continuase, y que me dijera qué era lo que había observado.
-¿Qué cosa, mamá?
-Hay varias cicatrices en sus muñecas... -soltó de golpe, y recibí un fuerte puñetazo en el estómago. No me miraba; miraba hacia el suelo. Estaba incómoda.
-Sí, mamá... las tiene -le dije, con toda la suavidad del mundo.
-¿Tiene problemas en casa?
Yo le asentí.
-Dile que ya no lo haga -sonrió-. Es muy lindo como para eso.
Yo sonreí suavemente.
-Creí que lo tomarías a mal.
-¿Por qué? Es un gran chico... no deben juzgar a nadie por las cicatrices en sus muñecas. Al contrario, eso le vuelve fuerte... y muy buena persona -sonrió, mientras golpeaba suavemente mi hombro-. No me molestaría... llamarle hijo, ¿sabes? -rió suavemente, mientras salía de allí.
Yo permanecí riendo, y segundos después, corrí a mi habitación. No lo podía creer. Mamá había estado cambiando su actitud conmigo en éste par de días, y las cosas iban muy bien entre las dos. Pero lo que más me había gustado, era que me apoyara en ésto.
Supongo que jamás me vio tan feliz, que lo único que quiere es mi bienestar. Subí a mi habitación, y decidí cambiarme de ropa. Estaba tan agotada que lo único que quería era dormir, y dormir por horas. Con el móvil en la mano, lo posé a un lado de mi almohada, y me abracé a él.
Sabía que Luhan podría necesitarme en cualquier momento.
Y, cariño, si tú me necesitas, yo lo dejaré todo por ti.
Permanecí mirando hacia el techo por un par de minutos. Era extraño: cerraba los ojos, y lo único que podía divisar, era el rostro de Luhan. Me imaginé besándolo una vez más, y sonreí por ello. Me encantaba. Todo en él me encantaba.
Y de pronto me vi así: loca por él, mirando y fantaseando hacia el techo. ¿Qué sucede conmigo?
Finalmente, mis ojos comenzaban a pesar tanto que era casi insoportable. Miré una vez más hacia la pantalla de mi celular, y nada... ni una llamada. Sonreí para mí misma.
Tal vez Luhan estaba pasando un buen rato en casa de sus padres. Eso era lo que él necesitaba. Estaba tan feliz por él... necesitaba de su familia, después de todo.
Hagan lo que hagan tus padres, seguirán siendo eso: tus padres, y siempre les amarás, hagan lo que hagan.
Pero lo que había sucedido con Luham sobrepasaba todo. Era tan doloroso, y me causaba tanto pánico. Pánico de pensar que él sufría, y que yo no podría hacer nada para ayudarle. Pánico al saber que él... será mejor que deje de pensar en aquello.
Finalmente, cerré los ojos, e intenté conciliar el sueño.
Le gané a los párpados, y permanecí dormida en un muy profundo sueño.