Persona indicada.

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Capítulo 39.

Caminé hacia el estacionamiento para encontrarme con la grata sorpresa de la presencia de los chicos en el lugar. Estiré una de mis manos para acomodar mi blusa a la perfección, lo cual me lastimó un poco la herida sobre la espalda. Finalmente, logré aproximarme hacia ellos, quienes sonrían tan felices como yo.

-Recuerda lo que te comenté hace unos minutos -murmuró Lay por lo bajo, como si tramásemos la peor maldad de la historia. Yo me permití soltar una sonora carcajada.

-Lo recuerdo.

-¿Qué sucede? -cuestionó Sehun de inmediato. De pronto, la vista de los chicos se posó sobre mí.

-Nada, chicos. Ella saldrá con Luhan por unas horas, y nosotros podremos verle el resto de los días. Solo es importante que ella esté con él antes que todos.

-Son los privilegios de la novia -soltó Xiumin con las manos sobre sus bolsillos, y una enorme carcajada. Los chicos se unieron a sus risas, y yo me ruboricé por completo.

-No soy su novia.

-Quizá entonces sí deban estar solos -guiñó su ojo derecho, y segundos después, Chem le golpeó justo en el hombro. Gracias, Chen, porque el color a mis mejillas no podía subir ni una gota más. ¡Aleluya!

Ansiaba tanto estar a solas con él. Quizá ir a ninguna parte, o quizá a todas partes, pero a su lado. Finalmente, junto a él. Sin que nada ni nadie pudiese juzgar, decir u opinar sobre los dos. Solamente ambos en éste extraño viaje al cual llamamos con todo el orgullo del mundo: vida.

Así podría yo tomar su mano, y cuestionarle una vez más si me quiere, solamente para verle sonreír obviamente, y asentir enormemente con la cabeza, quizá un tanto indignado por mi pregunta. "Después de todo lo que he hecho por ti, ¿me preguntas si te quiero?". Reí para mí misma sobre lo que posiblemente ocurriría, y mis ganas de verle eran aún mayores.

Fue allí cuando me percaté de que habían dos autos. O mejor dicho, uno para nosotros, y otro para los chicos. Y así podríamos salir juntos de aquí, y los chicos podrían subir a aquel auto, un tanto incómodos, obviamente, porque el espacio se ve tremendamente reducido, pero juntos al fin.

Mi madre me envió un mensaje de texto, en el cuál me avisaba que se dirigiría directamente a casa, pidiendo que no me preocupase por la hora de llegada, porque sabía que estaría con Luhan. Una tonta sonrisa me modificó el rostro por completo.

Y fue allí cuando escuché como una puerta de metal, la puerta de salida de emergencia del hospital, estaba siendo abierta de par en par, y como un par de enfermeras con aquel uniforme de color blanco perfecto, sostenían por los brazos a mi rayo de sol. Luhan asintió hacia ellas, diciéndoles que él podría, y que el resto sería nada más que pan comido.

Cuando le vi caminando hacia mí, el tiempo se detuvo de una vez por todas. Y me alegré, porque el tiempo había dejado de correr, y le tendría más tiempo para mí. Cada segundo era oro de ahora en adelante. Cada paso se volvió una eternidad una vez más, y yo ahora sentía cada movimiento en un millón de veces más fuerza.

Sentía el latir de mi corazón, y la firmeza de mis pasos sobre el pavimento. Sentía como corría hacia Luhan, que parecía cada vez más lejano, y como de pronto, el tiempo corría una vez más. Corrí tan rápido hacia él, que él logró capturar mi cuerpo en el aire, y me elevó sobre éste con fuerza.

Capturó mis labios ansiosos de él sobre el aire, y de una vez por todas, les besó con fuerza. Me besó mientras me hacía girar en el viento una y otra vez, y mientras yo me aferraba a su cuello con todas las fuerzas del mundo, como haciéndole jurar que no me dejaría nunca más.

-Lu... -le murmuré, y repetí su nombre una y otra vez-. Luhan, Luhan, Luhan.

-Te dije que no me iría -me susurró, justo antes de posarme sobre el suelo, y posar su frente sobre la mía. Mi rostro se inundó de su calor en el momento en que sintió el posar de sus dos manos sobre éste.

-Quiero irme de aquí, contigo. Quiero estar contigo, y con nadie más.

-Vayámonos -rió, y mi corazón se estremeció por completo-. Vayámonos de aquí lo más rápido que podamos.

Bajé la mirada, solamente para observar cómo nuestras manos estaban siendo entrelazadas, y cómo éstas se balanceaban sobre el aire, una y otra vez. De pronto ambos corríamos hacia el auto. Luhan corrió a estrellar sus manos junto a las de los chicos, y yo me despedí de ellos con un ademán. Logré observar cómo Lay le extendía unas de las llaves del auto, y él las tomó entre ambas manos.

Lay le susurró algo bastante suave, y él sonrió de oreja a oreja. Caminó de pronto hacia mí, y me tomó por la mano. Finalmente, regresó las llaves hacia Lay.

-Los veo en el café mañana -rió Luhan, mientras los chicos ejercían expresiones confundidas, incluyéndome a mí.

-Pero, Luhan, el auto lo llevarás tú -rió Chen.

Luhan se detuvo un par de segundos, y observando por encima de su hombro, exclamó desde lo lejos:

-No necesito un auto.

Segundos después, me tomó por desprevenida, y decidió aprovechar que mi vista estaba sobre los chicos para inclinarse frente a mí, y haciéndome subir sobre su espalda. Yo exclamé debido a la sorpresa, pero finalmente terminé riendo, y aferrándome a su cuello con fuerza. Los chicos negaron entre carcajadas, y las llaves fueron cedidas hacia Sehun. Decidí dejar de mirar hacia atrás, y me inlciné para besar el cuello de Luhan.

-Estás loco.

-Se podría decir que ya viví y ya morí, así que, estoy en mi derecho de estarlo -se burló, mientras apegaba mis piernas aún más hacia él, y corría por todo lo largo del camino.

No sabía a dónde íbamos, pero como lo dije, no me interesaba. Estábamos juntos.

-¿A dónde vamos? -me decidí por cuestionar.

-No lo sé, yo solo soy tus pies.

Posé una mano sobre mi barbilla, y luego de pensar, solté:

-Un lugar en donde estemos solos.

-Estamos solos -rió-. ¿Y sabes qué quiero? -me cuestionó, alzando su vista hacia arriba, permitiéndome observarle a los ojos. Acaricié su rostro con ternura. Él frunció sus labios.

Yo le besé, e hice el típico ruido que pronuncian los labios al besar.

-¿Sabes qué? Bájame aquí -reí, mientras finalmente lograba observar a mi alrededor. Estábamos a mitad de no sé dónde, en una calle que no conocía, pero estaba a su lado. Recordaba éste camino anteriormente, así que no importaba mucho. Aunque, si me extraviara, era con él con quien quería hacerlo.

Luhan se inclinó para que yo pudiese bajar, y finalmente, le tomé por la mano, para guiarle hacia una de las bancas que inundaban esa parte de la ciudad. Las luces ahora yacían sobre nosotros.

-Dicen que el lugar no interesa, siempre y cuando estés con la persona que quieres -Luhan me murmuró, observándome a los ojos fijamente.

Yo desvié la mirada, y observé por los lados, intentando encontrar a "esa persona".

-¿Y en dónde está esa persona?

Él soltó una carcajada hacia el Cielo, tomó mi rostro por ambas manos, y me besó a los labios con fuerza.

-Ha estado frente a mí todo el tiempo. Y a veces, a mi lado. Como el día de hoy en el hospital.

Outstanding.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora