Capítulo 25.
Pasamos la noche juntos. Mamá ni siquiera decidió aparecerse por la habitación. Luego de despertar a su lado, y sentirme la persona más afortunada de éste mundo, él debía ir a cubrir su turno al café. Me insistió en que fuese, pero le dije que no ansiaba distraerle, y que además, el turno que no cubrió ayer, debería cubrirlo hoy. Le dije que lo alcanzaría, y con eso se sintió mejor.
Estaba sucediendo lo que tanto temía: no podía vivir sin él.
No podíamos vivir el uno sin el otro. Quizá podíamos, pero no queríamos. Me duché, y antes de salir de mi habitación, caminé hacia mi cama, tomé mi almohadón y le olfateé.
Olía a él. Una sonrisa automática me inundó el rostro, y me sentí una tonta.
-Cerdeam -murmuré para mí misma-. Cerdeam, cerdeam, cerdeam.
Sin darme cuenta, ya daba vueltas por mi habitación con el almohadón sobre mi rostro, y su aroma impregnándome por completo. La puerta de mi habitación se abrió de par en par, y una madre bastante avergonzada entró a la habitación. Me detuve en seco, y arrojé la almohada lejos de mí.
-Hola, mamá -le dije sonriente.
-Hola, querida.
-¿Estás molesta?
-¿Por qué debería estar molesta? -me cuestionó, cruzándose de brazos-. ¿Debería estarlo por algo que hiciste?
-No -reí-. Creí que quizá te habría molestado que Niall hubiese permanecido dormido aquí anoche.
Ella negó. Negó y reía. Tenía una hija loca, pero enamorada. Alzó la vista hacia mí, y caminó hacia donde me encontraba yo. Apretó mis mejillas, y besó mi frente.
Yo me quejé del dolor de mis mejillas, pero no le interesó por completo.
-Ese chico hizo magia en ti -me dijo-. ¿Cómo logró hacerte tan feliz en tan poco tiempo?
Yo le sonreí, y segundos después, alcé mis hombros.
-Me pregunto lo mismo todos los días.
-No me molesta en lo absoluto. Estoy contenta, sé los problemas que hay en su casa.
-Lo adoptarás algún día, mamá... ¿cierto? -le dije, mientras ella reía, y asentía.
Caminé hacia la puerta de mi habitación, y salí de allí junto con ella. Me di cuenta de que todo sucedía por algo. Si yo no hubiese asistido a esa fiesta, no hubiese discutido con Etan. Si no hubiese discutido con Etan, yo no hubiese cruzado la calle. Y si yo no hubiese cruzado la calle... no hubiese conocido a Niall.
"El amor está en la puerta próxima"... Jamás creí que le daría sentido a esa frase.
Quería despejar a Niall un poco de todo lo que estaba viviendo ahora. Me hacía feliz saber que podía sacarle una sonrisa a quien una vez lloró lágrimas rojas. Pensé que sería una buena idea salir de fiesta por allí, quizá también con los chicos.
Dejé pasar las horas un poco, y dejar de pensar en él no era una opción. Lo veía en todas partes, y lo detestaba.
Me agaché para recoger el sartén que mi madre había dejado caer por equivocación, y se lo extendí entre las manos.
-¿Y hoy saldrán?
-Quiero hacerle olvidar un poco de su situación en casa -le dije-. Deberíamos salir por allí.
-¿Por qué no lo llevas a conocer a tus amigos? -me cuestionó.
«¿Amigos?» pensé.
-¿Míos? -reí-. No tengo, madre.
-¿Cómo que no los tienes? -me cuestionó-. ¿Y los chicos de tu colegio? ¿Los de la fiesta de verano de la última vez?
-Ellos no son mis amigos -le dije-.
-Pero, tienes amigos.
-Amigos de Niall -reí-. Conocí a un par de chicos grandiosos. Liam, Louis, Zayn y Harry. Son maravillosos, mamá.
-Pues deberían salir ésta noche. Aunque, hablando de ello... ¿qué sucedió con tus compañeros de clase? Después de esa fiesta, no te he visto mantener contacto con ellos...
Yo bajé la mirada, y con una mano posada sobre el fregador de la cocina, miré hacia el suelo. Ella cocinaba, y se dedicó unos segundos para mirarme.
-No valían la pena...
-Creí que la discusión había sido solo con Etan -me dijo-.
-¿Podrías no decir su nombre?
-Está bien, está bien... creí que la discusión había sido solamente con él.
Yo negué.
-No fue una discusión en sí, mamá. Fueron muchísimas cosas. Pero, estaba muy cegada. Abrí los ojos, por fin.
-O más bien, alguien te abrió los ojos -dijo, dedicándome una pequeña mirada.
Yo asentí, y sonreí hacia el suelo.
Ella tenía muchísima razón. Siempre lograba tenerla. Desde que Niall había llegado a mi vida, yo había abierto los ojos. Era como si él se hubiese encargado de mostrarme el sinfín de cosas hermosas que tiene la vida. Era como si estuviésemos en el camino del otro por una razón en específico.
Yo, para mostrarle lo valioso que es, y él, para mostrarme el valor de la vida.
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