No me dejes.

85 9 0
                                    

Capítulo 32.

En mi vida jamás el tiempo había corrido así de lento. En realidad, ya no corría. No para mí, porque al entrar a esa habitación, algo en mí murió. Los pájaros volaban, las sombras de los edificios aún estaban siendo pisadas por las personas, y el viento volaba por encima de los árboles... nada se había detenido. Solamente yo.

El camino hacia Luhan fue eterno. Eterno como las lágrimas que cayeron automáticas, y como el pie de Sehun que pateó con todas sus fuerzas el bote de medicamentos. Xiumin estiró su cabello con todas las fuerzas del mundo, y Lay corrió en busca de una ambulancia. Chem corrió junto a mí, pero se hizo hacia atrás en el momento en que me derrumbé sobre él.

Su cuerpo caliente, y las esperanzas que caían por sobre mis hombros. Mi rostro yacía sobre su pecho, y yo lloraba tanto. Posé dos de mis dedos por debajo de su cuello, y esperé un milagro. Pude percibir algo, pero eran tantas las lágrimas, mis sentimientos, mi pánico, y mis manos que temblaban que creí que sería yo misma. Chen, al notar que yo no podría hacerlo, corrió y ocupó mi lugar.

Y mientras medía su pulso, yo le tomé por el rostro.

-Mi Luhan -repetía, mientras mis lágrimas caían directo a su rostro-. Mi Luhan, mi Luhan, mi Luhan.

Chen golpeaba sus dedos ahora contra las venas de sus brazos, pero yo hundí mi rostro entre su pecho, y me decidí. No iba a levantarme más. Iba a morir. Porque lo único que yo quería en mi mundo, era a él. Y si él me abandonaba, yo no iba a ser capaz de soportarlo.

-No me dejes, Lu... no ahora, nos falta mucho. ¿Por qué me hiciste ésto? -le murmuré a él, y solo a él, mientras le lloraba a refugio de su cuello, y él, él permanecía inmóvil.

¿Cómo iba a amar sin él? ¿Cómo volvería a ser feliz? Yo le prometí que cuidaría de él, y ahora... ¿ahora qué haré con esa promesa? ¿Cómo volvería a sentirme viva? ¿Cómo respiraría de ahora en adelante? ¿Cómo viviría de nuevo sin esos ojos azules? ¿Cómo viviría sin su risa? ¿Sin sus caricias? ¿Sin sus cerdeam?

-Yo te prometí que iba a cuidar de ti -le murmuré-. Cerdeam. Cerdeam, cerdeam, cerdeam... -lloré, pero no de esa manera. Lloraba con mi alma.

Chen alzó su mirada. Pero el tiempo corría igual de lento. Los movimientos parecían invisibles, y cuando vi a Lay correr por la puerta, supe que la ambulancia estaba en camino. Chen abrió sus labios, pero juré que de éstos no provenía ningún sonido. Era porque mi corazón había estallado, y había perdido el control de mí misma. De pronto, mi vista dejó de estar nublada para comenzar a tornarse de color negro. Sentí un terrible mareo, y finalmente, mis oídos escucharon algo:


-Hay pulso -dijo Chen-. Pero es muy poco. Las pastillas debieron de haberle causado muchísimo daño.

-La ambulancia está en camino -dijo Lay, pero mi cabeza ya daba vueltas. Mi vista se tornó negra, y me aferré a las manos de Luhan.

Los chicos hablaban, pero yo había dejado de escuchar. Había dejado de escuchar para aferrarme al rostro de Luhan, y besarle. Besarlo con muchas fuerzas, aunque quizá, no lo sentiría de la misma manera. Sabía que había algo de vida aún en él.

-No te irás -le dije, sin escuchar a nadie más-. No te irás, Dios no se llevará a mi ángel, por más hermoso que éste sea. Tú no vas a irte. ¡Dijimos que íbamos a ser muy felices juntos! -le exclamé entre llanto, pero mi voz se quebró tanto, que permanecí a su lado.

Sentí como alguien posaba sus manos alrededor de mí. Y de pronto, me di cuenta. Era un paramédico. Y en ese momento, mi presión se bajó tanto. El chico me ayudó a levantar, y pude percatarme de cómo mi Luhan estaba siendo transportado a la ambulancia.

-¿Estás bien? -me preguntó aquel chico.

Pero yo no le respondí. Me zafé de sus brazos, y corrí. Corrí detrás de Luhan y de la ambulancia. Los chicos yacían de pie fuera de ella, y esperaban a que Luham subiese a bordo. Y allí estaba yo. Corriendo desesperadamente, y al mismo tiempo, cojeando. Uno de los paramédicos me tomó por los hombros, y me hizo creer que todo estaría bien. Vi como mi pequeño... mi amor, mi único amor, Luhan, estaba siendo subido a aquella ambulancia, y cómo yo no estaba a su lado.

-Déjela subir, por favor. Solo a ella. Hay suficiente espacio, y es lo único que Luhan necesita -dijo Minseok, mientras el paramédico lidiaba con mis lágrimas, y mi vista que jamás dejó de posarse en la ambulancia.

Él asintió. Me ayudó a subir a la ambulancia, y vi cómo los chicos subían al auto de Sehun. Pero yo estaba allí, ahora, y era lo único que me importaba. Estaba con él. Un par de chicos comenzaron a aplicarle un par de inyecciones, y no me dieron explicación alguna. Incluso le brindaron un suero, todo por mantenerle de ésta forma y llegar al hospital. Yo tomaba su mano.

Lo único que yo quería, era que pudiese apretarla.


Outstanding.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora