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- Kira, pequeña, ven a comer. - Samuel da suaves golpecitos en el plato, la gatita se estira en el sofá antes de saltar y correr hacia el plato de comida. - Tengo que ir a trabajar, nena, ¿está bien?

Habían pasado dos semanas desde que Samuel había adoptado a Kira, y todo parecía mejorar para él; aún volvía cansado tras los turnos nocturnos, pero al llegar, tenía alguien quien lo esperaba y se emocionaba al verlo.

- Voy a tratar de ir a comprarte algunos juguetes, porque no creo tener suficientes muebles para que arañes.

El joven enfermero se calzó los zapatos, se colgó el pequeño bolso al hombro y salió del departamento.

Le esperaba un duro día de trabajo.

* * *

- ¡Sam! - el susodicho levanta la vista hasta el castaño de pie a unos metros de él.

- Luzu, tío, ¿qué tal? - saluda de vuelta, y se acerca para poder abrazarlo. - ¿Qué haces por aquí?

- Yo... vine a ver a alguien. - se encoge de hombros, pero Samuel lo conoce demasiado bien, y reconoce el suave rubor en sus mejillas.

- Ah, pillín, ¿nueva conquista? - inquiere, subiendo y bajando las cejas, el mayor asiente, sonriendo.

- Sí... podría decirse. ¿Y qué tal tú? ¿Algo nuevo que contar?

- De hecho tengo una gatita ahora. - responde, con orgullo.

- Que guay, Willy estaba empezando a preocuparse que estuvieras solo desde que se fue.

Samuel trató de no mostrar el dolor que ese tema le traía, pero no hizo un buen trabajo, el otro chico se apresuró a disculparse.

- ¿Quisieras conocerla? Tengo que pasar por la veterinaria comprando algo y~

- Claro que sí, tío, ¿hace cuánto que no salimos juntos? ¿3 meses? - le pone un brazo alrededor de los hombros.

- Debo llamar al veterinario para ver si aún sigue abierto. - Samuel saca la tarjeta de colores de su billetera para escribir un mensaje, del que recibe respuesta casi de inmediato. "Cerramos casi en media hora, apresúrate."

Vet // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora