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Rubén entornó los ojos, mientras ordenaba las inmensas bolsas de comida en su lugar.

¿Era la primera vez que Samuel le negaba algo? Sí, y descubrió que aquella sensación no le gustaba para nada.

- ¿Entonces no vienes conmigo? - repite a través del teléfono.

Hay un breve silencio del otro lado de la línea, y tras este, un suspiro.

- Perdón, pero ya había hecho planes con mis amigos y~

- No, está bien, no te preocupes. - responde, soplando un mechón de pelo lejos de sus ojos. - Tengo que irme.

- Rub... - insiste el chico del otro lado de la línea.

- Está bien, en serio. - murmura antes de cortar.

Claro que no estaba bien, hacia casi una semana que Rubén no veía al ojimorado, porque ambos estaban demasiado ocupados trabajando y encargándose de sus cosas.

Era viernes, pero De Luque había trabajado turno doble la semana anterior, así que tenía todo el fin de semana libre.

Luzu lo había llamado para invitarlo a salir, tenían planeado ir a una discoteca en su grupo de amigos: David, Luzu, él y... Willy.

Samuel estaba nervioso, pero había terminado aceptando porque hacía mucho que no se reunían, y en verdad los extrañaba; así que el plan parecía bastante simple.

Salir a beber con sus amigos el viernes por la noche, recuperarse de su resaca el sábado, y pasar todo el domingo con Rubén. Lo último era lo que más le apetecía, pero lo que ahora parecía más imposible.

El problema surgió cuando Rubén también lo invitó a salir el viernes por la noche, y -obviamente- Samuel tuvo que negarse, porque nadie había dicho nada sobre llevar parejas.

Ahora Rubén estaba enojado, y Samuel preocupado porque había metido la pata hasta el fondo.

Vaya mierda.

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Voy a aprender francés para poder escribir este libro, se confirma

Vet // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora