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El teléfono sonó en medio del caos que era la habitación, Alex, Mangel y Rubén se quedaron quietos al instante, mirando el pequeño aparato como si fuese una bomba a punto de estallar.

- ¿Quieres que lo coja yo? - pregunta el más pequeño de los tres, mirando a ambos.

- N-no... yo lo hago... - el propietario del teléfono se estiró hasta tomarlo, con movimientos nerviosos.

Una sonrisita se le extendió por los labios, y aunque trató de reprimirla, se extendió hasta formarle hoyuelos. El mensaje tenía apenas 5 palabras, y era sencillo, pero lo emocionó y lo puso nervioso de sobremanera.

- ¿Y? - preguntó Mangel. - ¿Qué dice el mensaje, tío?

- Que si puede pasar por mí. - murmura, embelesado.

- Pero dile que no, - interrumpe Alex. - haste de rogar un poco al menos.

- Ya le dije que sí. - dice Rubius, presionando los labios entre sí.

Mangel se ríe entre dientes, mirando a su amigo, quien tiene los ojos brillantes enfocados en la pantalla del teléfono, antes de lanzarlo nuevamente a la cama.

- ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? - repite, con tono cómico, y el susodicho se lleva ambas manos al pecho.

- Es que se puso en línea de nuevo y me entró el pánico.

Y era verdad, estaba nervioso y aterrado como si fuese un adolescente, pero también estaba emocionado, porque tendría una cita con un chico increíblemente encantador.

Se miró a sí mismo, con sus jeans rasgados y la camiseta negra sencilla, golpeó las vans contra el suelo de su habitación.

¿Sería capaz de no vomitar durante la cita?

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Estuve a punto de hacer que el Rabis plantara al triple 7 por un comentario de Budin-Alegre

Pero me emociona escribir una cita

Vet // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora