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No cancelen a su hamburguesita que los ama.

Denle mucho amor al cap 🥺

Habían estado saliendo durante casi tres meses cuando se dijeron "te amo" por primera vez, y si mal no recuerdo así fue como pasó:

- Puta madre, Samuel, me gustaría que cogieras el teléfono para variar. - se queja, cuando la contestadora vuelve a hacerse oír.

Estaba realmente preocupado, hacia casi dos días que no sabía nada del ojimorado, y eso no era muy común en él, había intentado de todo. Mandado mensajes hasta posiblemente saturarle el teléfono, llamado a su número fijo, de un número que no era el suyo, incluso le había mandado un email. Lo único que le quedaba por hacer era hacer señales de humo, y estaba tan malditamente desesperado que realmente estaba planeando como hacerlo.

Volvió a tomar su teléfono, esta vez marcando un número distinto al de su novio, estaba nervioso, pero la situación ameritaba medidas desesperadas. La llamada fue contestada casi al tercer tono.

- ¿Aló? - responde una voz suave del otro lado.

- Hola, habla Rubén, ¿el novio de Samuel?

- Oh, Rabis, que placer volver a oírte. - murmura Luzu, y el peliblanco sonríe.

- Lo mismo digo, - responde Rubén, rascándose la nuca. - eh... llamaba porque... ¿has sabido algo de Samu últimamente? Desde el viernes por la noche que salió del trabajo no he tenido noticias de él y en verdad estoy muy preocupado. Ya traté de todo pero no parece dar señales de vida...

Hay un silencio a través de la línea, y luego un suspiro antes de que Luzu vuelva a hablar.

- Tendrías que ir a su casa, Rabis, - aconseja. - si está encerrado en su casa debe ser algo... muy malo.

Rubén ahora sí está preocupado, agradece cortamente a través del teléfono y sale de su casa.

¿Qué podría haber pasado? ¿Debería llevar algo? Samuel siempre estaba llevándole dulces y frituras cuando iba a verlo.

Se detiene en una tienda, solamente para comprarle gomitas y una bolsa grande de sus frituras favoritas, antes de continuar con su camino.

Cuando finalmente llegó a su departamento se detuvo un momento en la puerta, y sacó el teléfono de su bolsillo para tratar de hablar una vez más a su novio. El peliblanco es capaz de escuchar el timbre del otro teléfono en el departamento, pero no hay respuesta, así que decide tocar el timbre.

Una... dos... tres veces...

Termina apoyando una mano contra la superficie de la puerta, solamente segundos antes de que esta se abra, dejando ver al mayor finalmente.

Tenía la barba un poco más larga que de costumbre, e inmensas ojeras bajo los ojos, los ojos morados no le brillaban.

- Samu, ¿qu~? - pero el mayor lo interrumpe, dejándose caer entre los brazos del peliblanco. - ¿Qué pasa, tío? ¿Qué pasa?

El menor aparta suavemente al mayor solamente para poder mirarlo a los ojos, estira la mano libre para tomar la del contrario.

- Ven, hablemos... - susurra Samuel, tirando del peliblanco hacia adentro, se dejan caer sobre el sofá negro, juntos, y nadie dice nada por unos instantes.

- Te traje ositos... - farfulla el menor dejando la bolsa de plástico sobre el regazo de Samuel, quien mueve las manos para ver el interior, y una sonrisa se extiende perezosamente por sus labios.

Vet // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora