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Parecía un niño pequeño sentado en el sillón de cuero, jugueteando con su botella de agua, y con la mirada fija en el peliblanco que reía y charlaba con la bonita pelirroja que era su compañera de baile.

- Me están matando los pies. - se queja Luzu, dejándose caer a su lado, tiene una sonrisa inmensa impresa en el rostro, y toma la botella de Samuel para beberla por completo. - Gracias, estaba sediento. ¿Dónde está, Rabis?

- ¿"Rabis"? - repite el ojimorado.

- Sí, es bastante agradable. - continua el mayor. - Aunque no sé si es porque los dos estamos demasiado ebrios.

Samuel levantó la mirada, Willy estaba caminando en dirección a la mesa, con una botella en la mano, el ojimorado se llevó la mano hasta la frente.

- Joder... - susurra, Luzu se había levantado en algún momento, y estaba bailando nuevamente.

No tenía forma de evitar la confrontación, así que ya estaba buscando las palabras para no trabarse, y entonces alguien más cayó sobre su lado.

- Estoy cansado, la puta madre... - murmura Rubén, dándose aire con las manos. - ¿quieres bailar, guapo?

- No. - responde el mayor, frunciendo el ceño. - Estoy bien.

- ¿Estás... celoso? - inquiere el de ojos avellana, con una sonrisa curiosa.

- No. - insiste, pero Rubén empieza a reír en voz baja.

- Samu, guapo, no tienes porque estar celoso. - farfulla, pero el ceño fruncido en el rostro del contrario no se marcha. - Hombre... - llama.

La mano de Rubén sube hasta su cabeza, enredando los dedos en su cabello, pero Samuel no lo mira. Así que el menor le toma el mentón entre dos dedos, y hace que gire su cabeza, se estira para besarlo castamente; el ojimorado no sonríe, hasta que Rubén vuelve a besarlo.

- Ya, aparta, pesado. - insiste, pero el peliblanco se le acerca más, para poder besarlo. El beso es un poco más profundo, y hace que a ambos se les alboroten los sentidos.

- Disculpen si interrumpo... - dice Willy tras carraspear, entonces la pareja se separa, limpiándose los labios.

- Pues sí que interrumpes, tío. - regaña Rubén con voz severa, su mano vuelve a enredarse en el cabello del mayor.

- Yo... quería disculparme, por... haberme comportado como lo hice con Sam. - el ojimorado asiente quedamente, sonriendo en su dirección.

- Está bien, compañero, yo no te había dicho que estaba saliendo con alguien. En parte también es mi culpa.

Samuel y Willy terminan dedicándose una sonrisa, antes de que el peliblanco hable.

- Samu, vamos a bailar. - pide, con un puchero en los labios.

Suelta un suspiro, y termina mirándolo, con los ojos brillantes por el efecto del alcohol y un bonito puchero en los labios que termina besando. - Claro que sí, guapo

Vet // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora