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Terminaron tomando helado del otro lado de la calle, aunque la noche estuviese demasiado fría. No querían despedirse, ninguno de ellos, así que buscaban todas las maneras para estar juntos aunque fuese un poco más de tiempo.

- Entonces eres mayor que yo. - dice Rubén, sonriendo, el ojimorado entorna los ojos, con una sonrisita en la esquina de los labios.

- Solo por un año, chaval. - murmura, pero el contrario ya estaba riendo en voz baja.

A Samuel le encantaba eso, que el contrario siempre se estaba riendo, no importaba qué, él siempre le encontraba el lado cómico.

Entonces notaban que en realidad si eran muy diferentes, Samuel era una persona seria, y bastante solitaria, mientras que Rubén no.

Y la vida está hecha de opuestos, como ellos, opuestos que terminan siendo un todo.

- ¿Nos vamos? - propone el mayor cuando ambos han terminado sus helados.

- Sí, ya es tarde. - responde. - Y según mis cálculos mañana tienes turno matutino.

Rubén sabía los horarios del mayor, cuando sus turnos eran por la mañana y cuando por la noche, y se preocupaba pie él, porque no estuviera durmiendo bien, o porque llegara tarde a su trabajo.

Parecían una pareja...

Samuel se puso de pie, y extendió la mano hacia su cita, quien la tomó con gusto, entrelazando sus dedos entre sí.

Ahora que se habían tomado de las manos una vez, no volverían a dejar de hacerlo nunca.

Jamás iban a soltarse de nuevo... aunque ninguno de ellos lo sabía, aún.

Vet // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora