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La sala estaba más llena de lo que ambos esperaban, tenían puestos en la mitad de la sala, y ambos parecían verdaderamente felices.

Aún seguían riendo en voz baja cuando la película empezó, y varias personas se quejaron por el ruido que estaban haciendo.

Se dedicaban rápidos vistazos entre sí, emocionados por estar ahí, juntos. Seguían susurrando cosas en voz baja, como si fueran cómplices de alguna travesura.

Durante unos minutos, en los que Samuel finalmente se concentró en la película, Rubén se concentró en mirarlo a él. Descubriendo lo perfecta que era su nariz, y lo afilado en sus mejillas, la barba en las mejilla perfectamente recortada y sus labios... oh...

Entonces descubrió que quería besarlo, estaba muriendo por besarlo, aunque eso no fuese algo muy cristiano; ¿era posible que un chico fuese tan encantador?

Continuó mirándolo embelesado, hasta que el rostro de Samuel se gira hacia él y el menor por poco da un salto en su asiento, volviendo la vista hacia la inmensa pantalla, tratando de parecer interesado en la película que no entiende.

- ¿Qué te parece? - pregunta el ojimorado en un susurro, inclinándose hacia él, el aliento le choca contra el cuello, y el de ojos avellana tiene que tragar grueso.

- ¿Mmm? - suelta, sintiendo como sus mejillas empiezan a tornarse rosas.

- La película, ¿qué te parece? - insiste Samuel.

Realmente solo hacía aquello para meterse un poco con su cita; claro que había notado aquella incesante mirada sobre él, lo había puesto tan nervioso que no había sabido como reaccionar, así que trató de mantenerse tranquilo.

Había funcionado, porque ahora era Rubén quien estaba sonrojado hasta las orejas, luciendo demasiado tierno.

Vet // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora