Vet // Rubegetta

30

Hubo un silencio abrumador entre los dos, en el cual Rubén se limpió las mejillas con las manos, y Samuel se dedicó a admirarlo.

Ambos estaban vestidos de chándal, el mayor aún trataba de recuperar el aliento, y el de ojos avellana trataba de lucir más presentable.

- Y... también esto... - extendió la caja hasta el menor, quien la tomó observándola con cuidado. - Perdón por venir a esta hora, me quedé dormido porque tuve que hacer doble turno en el hospital y hubieron muchísimos pacientes; en serio, no crei que tantas personas pudieran tener emergencias en un sábado por la mañana y~ - Rubén le da un suave toquecito en la frente, negando con la cabeza. - Lo siento...

- ¿Listo para nuestra cita? - susurra, con un tono que aún se oye demasiado débil.

El mayor asiente quedamente, y sigue los pasos del más alto a través de las gradas, hay un descansillo con una puerta cerrada.

Llegan hasta el final de las escaleras,  y Rubén se rasca la nuca, luciendo algo avergonzado.

- ¿Y si mejor vemos una película? - propone, algo inseguro, pero el mayo extiende la mano libre, para tomar la del contrario y darle un apretón.

- Dijiste que había quedado de... - casi se muerde la lengua para no decir esa palabra. - que había quedado genial, ¿no, chiqui? Quiero verlo.

El menor le sonríe, y las mejillas se le tornan rojas cuando se da cuenta del sobrenombre que el ojimorado ha usado.

- De acuerdo. - murmura, y empuja la puerta, hasta abrirla por completo.

Samuel no alcanza a mirar nada en medio de la oscuridad, así que se aferra más fuerte a la mano del menor, temeroso de tropezar.

- Oh, claro, un segundo. - Rubén busca a tientas el interruptor, y cuando lo encuentra, enciende todo.

El ojimorado mira todo, con el los ojos brillantes y una sonrisa tonta esparciéndose por sus labios, creándole hoyuelos.

- Eres fantástico. - murmura.

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Bueno, hay un detalle de 2 palabras que significa mucho en el cap anterior y nadie lo notó.