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- Jo... que injusto... - susurra una voz, tiene que detener sus sollozos para poder levantar la mirada hasta unos bonitos ojos morados que lo observan con dulzura. - yo quería pedirte que... que te cases conmigo...

- ¿Qué...?

¿Estaba soñando? ¿Se había desmayado y su mente había empezado a vol~?

- Pero ya que... - murmura, dándole un apretón a la mano del menor. - si te acepto...

- Estás vivo... - susurra, tomando con fuerza la mano que le ha dado un apretón. - ¿en... en verdad?

- Creo que sí... - farfulla Samuel, ladeado una bonita sonrisa.

- ¿Cómo...?

- Me desconecté el monitor porque pensé que podría despertarte... - dice con tono suave. - y te veías muy cansado... ahora creo que fue una mala idea...

- ¿Tú crees? - cuestiona Rubén, frunciendo el ceño. - Puta madre, Samuel, casi me muero del puto susto que me acabas de dar y te ríes como un puto subnormal de los cojon~

- Me dispararon anoche, dame algo de compasión, macho. - susurra con tono divertido. - Anda, bésame.

El menor entorna los ojos pero se termina flexionando sobre sus brazos para poder alcanzar el rostro de Samuel sin toca los cables.

Sus labios encajaban perfectamente, y no lo habían notado hasta entonces, no habían notado que los latidos de sus corazones siempre habían ido acompasados. 

- ¿Cómo sé que eres real? - susurra Rubén contra sus labios, su voz aún sonaba débil.

- Aquí... - las manos del mayor toman una de las suyas y la posiciona suavemente sobre la parte izquierda de su pecho. - ¿lo sientes?

- Ci. - murmura el de ojos avellana, volviendo a besarlo, bajo las yemas de los dedos sentía sus latidos.

Las manos de Samuel trepan hasta el cabello del menor, hundiendo los dedos entre las hebras y profundizando el beso tanto como su condición lo permitía.

Una tos demasiado fingida los hizo separarse, y ambos miraron al par de enfermeras de pie frente a la puerta, una tenía el ceño fruncido y la otra estaba tan avergonzada que se había puesto roja.

- Lamentamos interrumpir, - dice la mujer mayor. - pero se activó el botón de emergencia.

- Es que... pensé que había muerto. - murmura Rubén volviendo a sentarse en la silla junto a la cama. - Falsa alarma.

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¿Como creían que iba a ser capaz de matar a mi triple 7?

Vet // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora