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Salieron del restaurante, y caminaron por la acera, el auto había quedado estacionado frente a un parque cercano. Seguían hablando entre sí, en ese instante Rubén le contaba sobre como había encontrado a Raspy lastimada en un basurero. Samuel miraba su expresión que se transformó en una triste mediante hablaba, y quiso decir algo que lo reconfortara, pero no supo qué.

- Es como una ley de vida, - susurró el menor encogiéndose de hombros. - una persona que no es buena con los animales no puede ser una buena persona.

- Eso es cierto. - secundó el ojimorado. - Solamente personas crueles pueden lastimar a algo indefenso.

De pronto miró a Samuel, y pensó que se había vuelto muchas guapo en un segundo, el ojimorado le sonrió. Continuar caminando, lado a lado, no iban tomados de las manos, pero si que estaban muy cerca.

Terminaron sentándose en una banca bajo una farola, en un silencio que se estaba tornando incómodo hasta que Samuel habló.

- Debo admitir que estaba muy nervioso. - murmura, con la mirada en el piso, sonriendo.

- Yo estaba nervioso de cojones. - farfulla Rubén, mirándolo. - Me alivia saber que no era el único.

- No recuerdo cuando fue la última vez que tuve una cita. - suelta Samuel, con tono divertido.

- ¿Qué? ¿Hace cuánto que no sales con alguien? - pregunta el menor, girándose en la banca un poco para encararlo.

- Oof. - se queja, y mira la expresión curiosa de su acompañante. - Creo que eso es tema de una quinta cita.

Las mejillas de ambos empiezan a encenderse una vez más, aunque estaban algo más cómodos, seguían estando igual de nerviosos en el fondo, ambos pensando en que en algún momento iban a cagarla.

- ¿Ah, sí? ¿Crees que tendremos una quinta cita? - cuestiona el de ojos avellana, sonando entre petulante y divertido.

Samuel se encoge de hombros. - Me tengo algo de fe.

Y entonces el menor vuelve a reír entre dientes.

Él también se tenía fe...

Vet // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora