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David estaba de pie en mitad del pasillo de emergencias, con un tablero en la mano y aún con su uniforme puesto.

Rubén saludó a un par de personas en su camino hacia el mayor, se había convertido en una costumbre verlo rondando por ahí durante los turnos nocturnos de Samuel. El de ojos avellana se encargaba de ir a recoger a su novio cuando tenía los turnos durante la noche, así que le servía como chófer durante esas ocasiones.

- ¡Rubius, que gusto verte caminando! - exclama Fargan, aguantando una carcajada cuando el menor entorna los ojos.

- ¿Qué tal, hombre? - responde, dándole un corto abrazo. - Aún no puedo creer que vayas a casarte con Alex, ¿lo has pensado bien? ¿Estás seguro de que vas a poder aguantar a ese enano para toda la vida?

Fargan ríe, encogiéndose de hombros, con una sonrisa aún adornando su rostro. - No podría aguantar una vida sin ese enano.

- Que cursilería. - se mofa Rubén, riendo. - Y hablando de cursilería, ¿no has visto a Samuel? Seguro está queriendo arrancarme los ojos porque llego media hora tarde.

- Hubo una... emergencia. - murmura David, dejando el tono jocoso de lado, dl de ojos avellana asiente quedamente.

- Ya... ¿algo grave? - pregunta, el mayor le dedica una mirada casi compasiva y niega suavemente con la cabeza, antes de asentir y volver a negar.

- Escuché algo sobre un herido de bala. - hay un corto silencio entre ambos, que es roto por la voz esperanzadora de Rubén.

- Bueno, voy a sentarme a esperarlo. - murmura, metiendo una mano dentro de su bolsillo, y presionando la cajita negra en su palma.

Esa noche iba a proponerle matrimonio y... y...

Vet // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora