Tenía una maldita sensación de pesar en el fondo de su estómago mientras movía los dedos sobre la pantalla.
No tenía porque estar nervioso, no era nada de que preocuparse, incluso Samuel se lo había dicho.
¿Entonces por qué tenía esa maldita corazonada oprimiendole el pecho?
No... todo estaría bien, Samuel llegaría, disculpándose una y otra vez, Rubén fingiría estar enojado solo para que su novio le dijera cosas bonitas, se darían cuenta de que ya habrían perdido la reservación en aquel restaurante tan elegante y terminarían comiendo comida chatarra en el lugar de su primera cita. Todo saldría incluso mejor de lo planeado.
Sí, todo sería perfecto. El anillo morado se vería increíble en la mano de Samuel, y a él le encantaría.
Luego volverían a su departamento, con sus tres lindos gatitos, y se acurrucarían en el sofá de cuero negro para ver películas viejas hasta que amaneciera.
Si todo iba a ser perfecto, entonces: ¿por qué aquella sensación de ansiedad no abandonaba su cuerpo?
Escuchó unos pasos apresurados y el sonido de una camilla, Rubén levantó la mirada, descubriendo que ninguno de los paramédicos era su novio. Continuó revisando las fotos en su teléfono.
Había una foto de Samuel babeando sobre su almohada, Rubén sonrió, la había sacado solo para molestarlo, pero finalmente no se la enseñó, sino que la guardó para si mismo.
Alguien se dejó caer en la silla junto a la suya, y Rubén miró a Fargan quejarse en voz baja.
- Esta noche no está siendo tan movida, estoy sorprendido. - susurra el menor, David asiente.
- No lo creas tanto, chaval, casi no hay camas disponibles; pero yo estoy tomando mi descanso.
Hablan sobre cosas banales, videojuegos y programas de televisión que ambos aman, se habían empezado a llevar bastante bien después de que habían empezado a salir en grupo.
El imtercomunicador que David tenía colgado del pantalón de su uniforme sonó un par de veces, y una voz femenina se oyó entrecortada.
- Habla Marí~... necesit... cambio... - Fargan se puso de pie, frunciendo el ceño y presionando el botón a un lado, para hablar.
- Aquí David, no he entendido nada, cambio.
- ¡Aquí María! - la interferencia se había ido, y se podía escuchar con claridad la sirena de la ambulancia y quejidos de fondo. - ¡Necesitamos dos camillas de urgencia! ¡Cambio!
El estómago de Rubén dio otra vuelta sobre si mismo, listo para vomitar.
- ¿Qué? Pensé que solo había un herido. Cambio.
- ¡Samuel! - exclama la chica del otro lado. - ¡Le dieron a Samuel!
Esa noche le iba a... ¿a qué?
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Vet // Rubegetta
FanfictionSamuel estaba demasiado solo en casa, así que decidió buscar una mascota que lo acompañase. Encontró algo más que eso, encontró a un lindo veterinario. Créditos de ilustración en la portada: @WONKARIS en twitter