45

14.8K 2K 1K
                                    

Le palpitaba la cabeza, y tenía un sabor amargo en la boca; una canción estaba sonando de fondo, pero no era su teléfono, se levantó suavemente de la cama. Cuando terminó de sentarse se dio cuenta de que tanto la cabeza como el trasero le dolían horrores.

¿Qué mierda había pasado anoche?

- Oh, ya despertaste. - levantó la mirada hasta la puerta, de donde venía la voz, Samuel estaba de pie ahí,  usaba solamente una camiseta y unos boxers. - Hice tortitas, ¿vienes a desayunar?

El menor asiente quedamente, con las mejillas rosas, entonces el ojimorado vuelve a desaparecer por el pasillo. Rubén se aparta las sábanas del cuerpo, dándose cuenta de que él no lleva nada más que los boxers del día de ayer.

¿Se había acostado con Samuel?

Estaba frustrado, con la cabeza entre las manos. ¿Se había acostado con Samuel y no lo recordaba? Eso si que era triste.

Tomó una respiración profunda, llenándose de valor para levantarse y salir del cuarto, con los constantes dolores aún aquejando su cuerpo.

Samuel estaba de pie en medio de su pequeña cocina, terminando de sacar unas tortitas en un plato que le puso en frente. Los ojos avellana de Rubén no se apartaban de su rostro, tratando de recordar aunque fuese un ínfimo detalle de lo que había sucedido la noche anterior.

- ¿Qu-qué pasó anoche? - terminó preguntando, el ojimorado lo miró, sonriendo burlonamente.

- A ver... - le había extendido una taza de café humeante que Rubén aceptó gustoso. - después de que vomitaste los veinte litros de alcohol en tu sistema, nos tumbamos en la cama, me propusiste follar, pero yo te dije que no, porque apenas hemos salido tres veces, y era un poco pronto para poder hacerlo.

>> Entonces empezaste a llorar diciendo que en realidad era porque yo no te deseaba, - contiene una risa en mitad de su relato. - traté de consolarte, diciendo que si que te deseaba, pero te alejaste más de mí y te caíste de la cama. - ahora sí que se ríe, mientras Rubén esconde el rostro entre las manos. - Te levanté, y volviste a acostarte, murmuraste un par de cosas que no entendí y cuando quise besarte ya te habías quedado dormido.

- Joder... - farfulla, aún escondido tras sus manos. - que vergüenza.

Samuel ríe una vez más, mirándolo disculparse en voz baja y lanzando excusas al aire. Recordando como lo había abrazado mientras dormía, y como el menor le había devuelto el abrazo, balbuceando incoherencias.

Eso era algo que se iba a guardar para sí...

Vet // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora