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Rubén volvió a inclinarse, besando otra vez al mayor, con las manos sobre sus hombros.

- Debo irme... - susurra Samuel contra sus labios.

- No. - pide el de ojos avellana, estaba unas gradas por sobre el mayor, quien estaba esperando el Uber que había llamado hacia unos minutos.

- Son las dos de la mañana, de verdad tengo que irme. - repite, estirándose para volver a besarlo.

- ¿Por qué? - se queja nuevamente. - Es domingo.

- También hago cosas los domingos, - farfulla Samuel. - tengo que ir a hacer las compras, ¿quieres acompañarme?

- Ci. - responde con tono suave, entonces escuchan una bocina que los saca de su burbuja.

Ambos miran al chico dentro del auto que mueve la mano como si estuviese saludando.

- ¿Samuel De Luque? - pregunta, y el ojimorado asiente.

- Dame un minuto. - responde, volviendo a girarse hacia el menor. - ¿Te escribo por la mañana para quedar?

- Claro que sí, De Luque. - usa un tono divertido, y el mayor le presiona la cintura entre los dedos.

- Cuidado, Doblas. - se estira otra vez y lo besa fugazmente antes de apartarse. - Nos vemos mañana.

Se despide de él con la mano, y el de ojos avellana le devuelve el gesto desde el marco de la puerta.

Entra en el auto, y escucha como el conductor empieza a parlotear sobre algo a lo que no le presta atención, empieza a ver la pantalla de su teléfono y mira como aparece un estado que acaba de subir Rubén.

Es una foto de sus manos unidas sobre el pecho del mayor, con una inscripción que dice: "Odio tanto a este tipo, joder..."

Una sonrisa tonta se esparce por los labios del ojimorado, tenían una extraña forma de decirse cosas lindas, una que nadie más entendería.

"Yo también te extraño, ya, subnormal"

Vet // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora