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Rubén se miró a mismo en el espejo, y pasó las manos por su cabello, que ahora era blanco.

- Joder... - farfulla, acomodando su chaqueta sobre sus hombros. Escucha una bocina afuera, así que toma su teléfono y las llaves, sale de la habitación y mira a sus gatos durmiendo en el sofá.

Sale del departamento y baja las gradas de par en par, Alex está al volante, riendo de alguna cosa que Mangel o Lolito dicen. Rubén levanta los brazos cuando todas las miradas se posan sobre él, antes de meterse en el asiento del copiloto.

- ¿Qué puta mierda te hiciste en el pelo, tío? - pregunta Alex, con los ojos abiertos de par en par.

- ¿No les gusta? - inquiere el peliblanco, agitando la cabeza. - Es la puta ostia.

- ¿En qué momento se te fue la olla? - cuestiona Mangel desde el asiento trasero.

Rubén entorna los ojos, chasqueando la lengua, en realidad pintarse el cabello de ese color había sido un impulso. ¿Se arrepentía? Tal vez, pero sabía que finalmente le terminaría agarrando cariño.

- ¿Y dónde está tu cita? - pregunta Alex, volviendo a conducir.

- Oof. - se queja. - No quiero hablar de eso.

- ¿Qué? ¿Todo bien en el paraíso? - se burla el menor, con tono cómico.

- Iba a salir con sus amigos, también, no voy a hatarlo conmigo. - murmulla, apoyando la cabeza contra el cristal de la ventana. - ¿Y tú? ¿Qué hay de David?

- Tenía que ir a buscar algo, uno de sus amigos va a llevarlo. - responde con sencillez.

Rubén dio un vistazo al espejo retrovisor donde Mangel y Lolito reían juntos en voz baja, algo se revolvió dentro de él.

Vet // RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora