¿Crees que soy estupida o qué?

189 32 3
                                    

Las clases nunca eran tan entretenidas como se esperaba, al menos eso pensaba Taehyung. Sus ojos —casualmente aburridos— están muy distraídos y con ganas de ver más a través de la transparencia de la blusa de su profesora. El castaño piensa qué hay algo interesante en la forma en que ésta se agacha lentamente para anotar algo en una libreta. Está tan embobado que no logra escuchar la voz de Yoongi que lo llama.

—¿Taehyung?... ¿Tae?

—¿Qué? —el castaño espera no verse tan obvio.

—Hombre, claramente estás mirando a la señorita Rigaux —dice Yoongi señalándola por escasos segundos.

—¿Qué es lo que te pasa? —Taehyung parece sentirse ofendido.

—¿Qué es lo que me pasa? ¿Crees que no te veo?

—Es una profesora —recalca la última palabra.

—¿Y qué? ¿Nadie ha fantaseado con una profesora mega sexy? —el castaño puede percibir el poco tono sucio que uso en sus palabras.

—¿Nos dejas solos, por favor? —interrumpe bruscamente Jennie, el pálido ni siquiera se dio cuenta de en qué momento llegó junto a ellos. Lleva sus libros bajo el brazo y una cara de pocos amigos decora su rostro, además el tono en que hablo deja claro que no está de humor.

—Jennie, que bueno verte —dice Yoongi nervioso al notar la falsa sonrisa que le entrega.

—¿Puedes moverte?

—Sí, me quedo claro —Yoongi toma su mochila de sobre la mesa y trata de moverse lo más rápido que puede.

—Súper.

—Cool.

Yoongi observa a lo lejos la mirada fulminante que la pelinegra le da a Taehyung. Sus ojos están entrecerrados y su mandíbula luce tensa como el infierno.

—¿Todo bien? —el castaño pregunta sin saber muy bien que es lo que le sucede a esa chica.

La pelinegra espera un poco para hablar, baja su tono de voz para no tener problemas con la profesora y también porque nunca le ha gustado llamar la atención.— ¿No se te perdió nada el sábado?

—Mierda, nena —Taehyung sabe que habla de la bolsa de hierba que salió de su pantalón en la fiesta.— ¿La encontraste?

Sin embargo, Jennie gira su cabeza haciéndose un poco la desentendida. Es divertido ver la situación en la que se encuentra metido el castaño.

—Pero, ¿de qué estás hablando? —ahora Tae ya no sabe a qué mierda se refiere.

—Tu virginidad —él frunce el ceño.— No, tarado. Te estoy hablando de la hierba.

—Okay, genial. Pero, ¿tienes que insultarme cuando me hablas?

—Espera, ¿estás hablando en serio? —suelta Jennie molesta.— ¡Si no la hubiera recogido, la policía la hubiera encontrado en casa de Emma! Tarado es poco, sólo estoy siendo gentil.

—Okay, está bien, lo siento. ¿Todo bien?

—¿Bien qué?

—Bueno, ¿me la devuelves?

—No —responde ella secamente.— Jisoo me dijo que el viernes no quieren ir a la sala común. Francamente Taehyung, eso no es muy agradable. Me decepcionas.

El castaño pone los ojos en blanco. Sabe que la ha cagado y no tiene otra opción más que aceptar.— Okay, está bien, iré.

—Creo qué hay un malentendido. Tú y tus amigos, todos tienen que venir.

—Nena, no soy mago. Mierda, si le digo a los demás porque tienen que ir me matarán por la hierba.

—Ese no es mi problema. ¿Qué piensas? Para nosotras también es molesto. Es Jisoo, tú la conoces.

—Bien, está bien, vamos a tratar de ir —dice Tae con la intención de terminar por fin la discusión.

—Genial. Tendrás que llegar temprano para ayudarnos. Necesitaremos que instales todo, ¿okay? —Jennie toma su libreta para cerrarla con la intención de moverse a su asiento.— Bueno, gracias.

Sin embargo, Taehyung la detiene cuando se levanta del asiento.

—Espera un momento, ¿y la hierba?

—¿Qué pasa con la hierba?

—Bueno, ¿me la devuelves?

—Es broma, ¿verdad? —ella bufa.— Te la devolveré después de la reunión. ¿Crees que soy tonta o qué?

—Jennie, siéntate, vamos a empezar —la maestra la interrumpe mientras toma con fuerza su bolso de la mesa.

—Señorita, yo estoy con Rosé normalmente —Jennie señala a la mesa en dónde Yoongi yace sentado.

—Bueno... Yoongi, quédate con Rosé y Jennie tú te sientas con Taehyung. Con suerte así hablarás menos.

—Gracias, Jennie. Bien hecho —dice el pálido cuando se acerca a tomar el resto de sus cosas.

—Es un placer —responde ella sarcásticamente.

Jennie suelta molesta sus cosas sobre la mesa, quizá si no le molestaba mostrarse enojada frente a los demás. El castaño ruega al cielo que la convivencia no sea tan difícil y pronto la hierba vuelva a sus preciosas manos.

𝒃 𝒊 𝒑 𝒐 𝒍 𝒂 𝒓 𝒊 𝒕 𝒆 🍁 𝒌𝒐𝒐𝒌𝒗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora