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El miércoles después del mediodía el castaño se había reunido, tal y como acordaron, con el grupo de chicas con el que pasaba sus días últimamente. Estar con ellas era tranquilizador, le servía de mucho para despejar su mente y distraerse lo suficiente.

Alrededor de la 1:37 fue que llegaron a su destino. Jisoo usaba el GPS de su teléfono para caminar, todos esperaban no llegar a un lugar extraño o peligroso.

—Bueno, es aquí —dijo Jisoo cuando llegaron justo a una tienda que parecía de antigüedades. Había toda clase de cosas dentro de la tienda.

—Bueno, Taehyung, ya que estás aquí. Adelante —Jennie toma del brazo al castaño para colocarlo frente a todas las chicas. Sin embargo, Jisoo se adelanta para abrir la puerta.

—Buenos días.

—Avanza, Jisoo —Rosé le ordena tras observar que se había quedado de pie en la entrada.

—¿Hay alguien?

—¡Avanza, Jisoo! —pide nuevamente la peliazul, causando que la lámpara de la castaña alumbre a una muñeca demasiado tétrica. Jisoo grita y salta en su lugar provocando que los demás repitan su acción.

—¡Mierda!

—Mierda, ¿por qué estás gritando? —pregunta Rosé.

—Porque... es un reflejo.

—Adelante, avanza.

—Es aterrador, ¿cierto?

—Mierda, si es raro —dice Rosé mientras avanzan y ven cientos de cosas desperdigadas en el piso y virtrinas. Hay muñecas sin cabeza o piernas, también otras armadas de forma extraña.

—¿Estas bromeando o qué? Hay tantas cosas buenas —dice Emma emocionada alumbrando a cualquier dirección con su teléfono.

—En serio, ¿quién compraría cosas aquí? —pregunta tenso Taehyung.

—Nosotros, al parecer.

—Sobre todo, ¿quién vende esto? Me da asco.

—Bien, Jisoo. ¿Donde está tu sofá?

—¿Hay alguien? —Jisoo pregunta ahora asustada. Estas situaciones no le agradaban mucho, en las películas de terror un grupo de adolescentes se adentraba a una casa solitaria y después un hombre con máscara los mataba uno por uno.

Al llegar al final de la tienda, Jisoo observó una puerta abrirse por sí sola, como respuesta la castaña solo atinó a correr en dirección por eso se había entrado. Al menos eso planeaba, hasta que un tipo con una hacha se cruzó en su camino gritando.

—¡Ahhhhh! —la castaña había gritado fuertemente atrayendo la atención de los demás chicos haciendo gritar y querer esconderse. Aunque después se dio cuenta de que sólo había sido un malentendido.

—Lo siento —dijo el señor mientras les servía una taza de té a cada uno como disculpa del susto causado—. Estaba ordenando en la tienda de atrás. Me han asustado.

—¿Nosotros lo asustamos? —pregunta Jennie sarcástica.

—De hecho, creímos que no había nadie. Acabamos de llegar por el anuncio por el sofá —explica Jisoo.

—¡Ah, el sofá! Está detrás de ustedes. Dame 5 minutos, lo liberaré en un rato.

—En cualquier caso, su tienda es encantadora, señor —Rosé le dice amable al dueño.

—No es mi tienda. De hecho, era de mi hermano. Sufría de silogomanía.

—¿De silo qué?

—La silogomanía es la necesidad compulsiva de acumular una gran cantidad de objetos.

𝒃 𝒊 𝒑 𝒐 𝒍 𝒂 𝒓 𝒊 𝒕 𝒆 🍁 𝒌𝒐𝒐𝒌𝒗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora