𝒃 𝒊 𝒑 𝒐 𝒍 𝒂 𝒓 𝒊 𝒕 𝒆 🍁 𝒌𝒐𝒐𝒌𝒗

Intervención.

El sábado por la tarde, Taehyung se encontraba sentado en el sofá. A un lado de él, estaban sus demás compañeros a excepción de Mika, quien debía estar en su habitación. El castaño aún estaba afectado por lo del día anterior, en su cabeza estaba grabada la última mirada que JiMin le había dado.

"Necesito tiempo".

Había dicho, y nunca dos palabras le habían calado tanto al castaño. Quizá, anhelaba un "no importa quien seas, yo siempre seré tu amigo", eso hubiera sido lindo escuchar. Pero no siempre se obtiene lo que uno espera.

—La chica tiene piernas de 1.60, como si solo fueran piernas con una cabeza encima —dice Yeri que observaba una revista sentada a lado de Taehyung.

El castaño tenía su cabeza descansando en el respaldo del sofá mientras sus ojos estaban cerrados, al menos eso hacía, hasta que la voz de Mika llegó a sus oídos.

—Taehyung, ¿eres el erizo aquí? —pregunta el mayor extendiendo el dibujo de Jungkook.

—¿De dónde sacaste eso?

—Bueno, de donde lo dejaste, en la basura.

—Mika, ¿qué dijimos acerca de buscar en la basura, en serio? —pregunta Lisa un poco molesta.

—Ok, ¿eres un enfermo mental? —pregunta el castaño enfadado levantándose del sofá—. ¡Maldita sea, dame eso!

—Shh, shh, shh. Tirar es tirar, retomar es robar —se defendió Mika extendiendo el dibujo hacia Lisa y entregándoselo—. ¿Por qué lo tiraste?

—Es un dibujo de Jungkook, ¿podemos pasar a otra cosa? —el castaño se sienta y Mika comparte una mirada cómplice con Lisa, casi como si se pudieran leer la mente.

—¿Lisa?

—Intervención —contesta ella colocándose cada uno a lado del castaño.

—Bueno, gatito. No está bien esto. Desperdicias tu vida en el sofá, casi cuajándote en la tela. Y ya tenemos una mancha que no se borra —dice observando a Yeri—. Entonces...

—Fuiste tú quien me obligó a estar en el sofá. De hecho, estoy en mi cama —contesta desanimado Taehyung.

—Bien, ¿cuál es el problema?

—Nada.

—Taehyung. ¿Cuál es el problema? —repite Mika.

—El problema es que mi mejor amigo se fue cuando le dije que soy gay. Tengo la impresión de que cada vez que voy al colegio, todos me miran, que susurran en los pasillos, todo por culpa de un tipo que me obligo a salir mientras besa a su novia y yo no le importo una mierda —contesta el castaño con voz entrecortada provocando que se forme un nudo en la garganta de Lisa.

—Bien —responde Mika calmado—. Bueno, dejemos a Jungkook a un lado por ahora. JiMin no es homofóbico.

—No —afirma la castaña.

—No creo, nunca tuvo problemas conmigo. Seguramente hay algo más. Sé que la forma en que la gente reacciona a veces... es frustrante. Vas a tener que pasar tu vida diciéndole a los demás que eres gay o dejar salir un "mi chico" en la mitad de una conversación y a veces se pone difícil, a veces lleva unos días, a veces unos meses para que las personas entiendan y luego a veces nunca lo hacen. No hay nada que hacer, solo aceptarlo —Lisa desliza su mano en el hombro de Taehyung para reconfortarlo, al notar que el castaño sigue llorando Mika decide decirle algo para calmarlo—. Y JiMin, él no te dejará. Puede que solo necesite algo de tiempo.

—No, lo juro —responde el castaño aumentando su llanto—. No viste cómo reacciono, se marchó y me dejó como un idiota. Nunca debí haberle dicho.

—Pero es importante hablar.

—No.

—Claro que sí, porque si guardas todo eso, las personas verán que sufres y no entenderán porqué.

—A Jungkook le importa una mierda, no le importo.

—Taehyung, puedes tener razones para culpar a Jungkook, pero no es por él que eres gay —dice Lisa—. ¿Recuerdas el año pasado? Me diste tu teléfono y por accidente vi todos los sitios gay que tenías abiertos.

—En ese momento no lo sabía.

—No estoy diciendo que él no haya acelerado las cosas, pero... tal vez tenía que suceder algún día, ¿no crees?

—Taehyung, un armario es oscuro, estrecho y apestoso. No te interesa volver a entrar. Así que, solo asúmelo. Vive tu vida. Y los que te juzguen o tienen un problema con eso a la mierda, que se jodan, ¿ok?

—Gracias —dice Taehyung tomando la mano de Mika.

Tanto Lisa como Mika se recuestan en los hombros del castaño. Buscan que se sienta cálido y comprendido. Como desde un principio querían que fuera.