Capítulo 8

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Eran alrededor de las 10:30 p.m, desde que nos reencontramos Emilio y yo, después de charlar con Diego no nos habíamos separados.  Me presentó a varios de sus amigos, quienes eran muy agradables y divertidos, podrías pasar una vida y media con ellos y jamás aburrirte, Emilio lucía tan feliz que inevitablemente mi humor mejoró, tenia tanto tiempo sin asistir a una fiesta y pasarlo bien. 

Las luces se apagaron de repente despertando nuestra intriga, de pronto un reflector apunto directamente a Emilio, que estaba al lado mío, lo vi parpadear rápido como yo ante la ceguera momentánea que nos había causado. 

-Bienvenidos esta noche- dijo una voz entusiasta que se escucho a través de unas bocinas- Listos para divertirse- una bulla se creó en el lugar animado el ambiente.

Emilio sonreía, la luz del reflecto hacia que sus dientesitos de conejito junto con el resto de sus perfecta y blanca dentadura luciera aun más radiante. 

-Bueno, bueno- se escuchó- veo que tienen ganas de pasar un buen rato, pero no debemos olvidar el por qué estamos reunidos esta noche. Cumpleañero, ¡muchas felicidades!- los invitados aplaudieron intensamente, y Emilio les saludo levantando su palma por los aires. En eso una cancioncita comenzó a sonar y los invitados la entonaron eufóricamente. Era la canción de "feliz cumpleaños". Un segundo reflector alumbro un extremo del lugar iluminando a Diego y Roy con un pastel en la mano, todos aplaudían y cantaban, cuando termino la canción le dieron un rebanador a Emilio para que partiera el pastel. Unos flashes de cámara lo iluminaron mientras hundía el rebanador. 

-Felicidades Emilio- dijo la misma voz, parecía ser el DJ de la noche- Escoge una pareja, es tiempo de hacer brillar la pista de baile. 

Sentí mi ritmo cardíaco acelerarse cuando los ojos de Emilio se enfocaron en mi y comenzó a caminar hacia donde yo me hallaba. Un reflector me iluminó, en otras circunstancias tantas miradas en mi me hubiesen atrofiado, pero en ese momento la única que me interesaba era la que se dirigía hacia mi. 

-¿Me concedería esta pieza hermoso caballero?-dijo Emilio con su ronca voz y extendió su brazo.

-Será un placer-tomé su mano y nos dirigimos al centro de la pista. Emilio sonreía, lo que me provocaba sonreír también, sus ojos eran chispeantes, sabían que en ese momento él era feliz, completamente, que no fingía. Una lenta melodía provoco que Emilio me sujetara de la cintura mientras su mano tomaba la mía con más fuerza. 

Danzamos de un lado hacia otro, mirándonos fijamente a los ojos, mi mente me atormentaba con la idea de si sería lo suficientemente fuerte para llamarlo "Señor Osorio" nuevamente el lunes después de verlo tan abierto conmigo, de haber creado esa conexión que sentía haber entre ambos.

La música comenzó a aumentar de velocidad por lo que llegó un punto en que seguir abrazados fue inapropiado, pero eso no detuvo el baile, más personas se nos unieron y el buen ambiente predomino. Emilio hacía movimientos graciosos de baile y yo reía, otro de sus amigos lo imitó y ponto todos hacían los mismos bizarros pasos de Emilio, todo parecía pintar bien, vi a Diego a un extremo de la pista, sonreía divertido, con un ademan lo invité a unirse y él negó con la cabeza, cuando levantó la mirada una especie de expresión de espanto se formo en su cara, volteo la vista nuevamente hacia mí y me dedico una mirada de angustia.

Gire mi vista y noté que Emilio se había detenido, ahora solo se encontraba de pie, hizo puños sus manos, su mirada chispeante pareció nublarse y vi amargura en sus ojos, su mandíbula se tensó mientras parecía mirar hacia el mismo punto donde Diego había visto. Volteé y encontré a una mujer de pie, era atractiva, alta y de piernas largas, el corto y ajustado vestido negro que usaba dejaba ver su definida figura, su cabello castaño y ondulado le llegaba hasta la cintura, había capturado la mirada de algunos hombres del lugar, pero ninguno la mirada de la manero en lo hizo Diego y mucho menos en la forma que Emilio lo hacía. Sus labios color rosa chicle hicieron una mueca mientras navegaba a través de los invitados con la vista, como en busca de algo. De pronto su mirada se centro hacia mi dirección, hizo un ademán con la mano, y comenzó a avanzar en la misma dirección. 

Giré y vi como la ceño de Emilio fruncido, parecía estar conteniendo su furia... 

-María- dijo con la voz tensa.  

La castaña se le lanzó a encima, se le colgó del cuello y comenzó a besarlo. Sentí un hueco en mi estomago, tan inmenso que poco a poco me trabaja y estrujaba mi corazón, ¿Quién era ella?        ¿Por qué estaba besando a Mi Emilio?

Una mano familiar me tomó del brazo y me jaló, no fui capaz siquiera de poner resistencia. 

-No es lo que tú crees Joaquín- me dijo Diego- tranquilo, ven conmigo, no quiero que esta gente te mire así. 

Di un pequeño vistazo y vi a las personas conmocionadas, observándome, sentí algo en mi rostro, llevé mis manos a mi cara y la sentí húmeda, unas lágrimas se me habían escapado sin que yo pudiera hacer algo. 

-Demonios- fue todo lo que mi voz me permitió decir, pues un inmenso nudo en mi pecho se la había tragado.

Diego me guio lejos de la multitud, ya no podía tener contacto visual con Emilio, me intriga era inmensa, me devoraba. 

-Toma, seca tu rostro- me extendió un pañuelo que sacó de su bolsillo. Todas mis fuerzas estaban puestas en contener mis lágrimas, lloraba en silencia, pero esas gotas gordas se habían derramado por mi rostro, me odiaba, siempre he detestado que me vean llorar, en la mañana había ocurrido con Emilio y ahora, al menos agradecía que estuviera Emilio allí, pero de cualquier forma ese no era yo, no era la persona que quería, me obligué a contener el llanto, respire profundo, "No hay motivo para llorar Joaquín" me dije a mi mismo "No seas estúpido, nadie te dijo que te hicieras ilusiones" 

-Gracias- le dije a Diego y comencé a secar las únicas gotas de mi rostro- yo no, llorar no es algo que... 

-Tranquilo- interrumpió Diego- no tienes que explicarme nada

Le agradecí con la mirada, hubiese sido difícil para mí darle una explicación cuando ni yo entendía que ocurría, conmigo, con todo. 

-Solo espero que Emilio no caiga esta vez- dijo Diego mirando un punto ciego, completamente serio, un tono de preocupación invadía su voz. Vi a Roy aproximarse rápidamente a donde nos encontrábamos Diego y yo. 

-¿Qué ocurre?- preguntó intrigado.

-María- contestó, sin despegar la vista del punto donde estaría Emilio con ella.

-¿María está aquí?- Exclamó sorprendido- cómo es que tuvo el descaro...

-Ya sabes como es ella, no me sorprende lo sinvergüenza que puede ser... Aunque guardaba la esperanza de que tuviera tantita dignidad de no venir a la fiesta.

-Bueno, no le revocamos la invitación- intentó Roy ser razonable. 

-Creo que cuando envió al diablo a Emilio fue suficiente revocación Roy.

-¿Como estás Joaquín?- preguntó Roy volviendo la mirada a mí. 

-Bien- me sorprendió lo tranquila que ahora sonaba mi voz- ahora quien realmente importa es Emilio

No tenía ni la mínima certeza de que hablaban Diego y Roy, quería preguntar, pero no me pareció apropiado, sin embargo por lo que había escuchado podría asegurar de que esa tal María fue novia de Emilio, y aparentemente ella terminó con él, supuse que no terminaron en buenos términos, a Emilio le afectó mucho, entonces ahora ella volvía y actuaba como si nada. Diego y Roy tenían razón, era una descarada, no conocía de ella más que su nombre, y sentía que la detestaba. 

Aquellos minutos parecían horas, Diego y Roy estaban de pie alado mío, sin hacer más que unos simples comentarios. 

-No...- escuche susurrar a Diego. 

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Shot por cada que pongo Emilio, Diego y Roy jajajajja

¿Cómo llevan su cuarentena?¿Todo bien? 

¿Les gustó el capítulo? Quiero aclarar que no me cae mal María ni nada, solo que quedaba perfecta con la historia. 

Gracias por seguir la historia

También quiero aclarar que pensaba que mi cuarentena iba a estar muy aburrida pero si tengo clases en línea 😔

Mi profesor || Emiliaco || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora