A petición de grecia_glz2 y porque hoy traigo buen humor para complacer todos su deseos :)
2 de la tarde. No había visto a Emilio desde aquel "incidente" en la mañana en el cuarto del conserje. Todavía estaba molesto por no haberme dicho lo del tatuaje pero el amor que le tenía era más fuerte que él enojo que sentía.
Estaba por mandarle un mensaje cuando recordé que me había quitado el teléfono por estar respondiendo los mensajes que el me mandaba. Estúpido y odioso Emilio.
Sabía su horario de memoria, le faltaba 1 hora para que terminaran sus clases pero justo ahora tenía 10 minutos libres. Me dirigí con paso apresurado a su salón. Toque cuidadoso la puerta y un pase recibí como respuesta. Estaba concentrado calificando lo que yo suponía eran unos exámenes que no se dio cuenta de quien había entrado al salón.
-¿Qué necesita?- preguntó sin quitar aún la vista de las hojas
-Vengo a recoger mi teléfono señor- conteste- Pero un par de besos antes de irme no me vendrían mal tampoco
Al parecer esas palabras fueron suficientes para levantar la vista, embozar una sonrisa y dirigirse apresurado hacía mí.
-¿Ya no estas enojado amor?- dijo en un susurro tan cerca de mi que podía sentir su boca contra la mía en cada palabra que pronunciaba
No supe que responder, su cercanía me volvía loco y hacía que me olvidara de todo hasta de mi nombre. Hice lo único por lo que había rogado silenciosamente todo el día que pasara. Tome con fuerza del cuello de Emilio y lo acerque, cerrando el pequeño espacio que había entre nosotros.
Sentí sus manos bajar desde mi cintura hasta llegar a mi glúteos, apretándolos y ocasionando que soltará un jadeo, interrumpiendo el beso.
Me deje llevar y cuando menos me di cuenta Emilio me había alzado la cara para llenar mi cuello con mordiscos y besos. Cuanto amaba que hiciera eso. El sonido de una llamada nos hizo volver a la realidad y darnos cuenta del lugar donde estábamos y que no podíamos continuar haciendo eso aquí.
Emilio soltó nuestro agarre y se dirigió su escritorio para abrir uno de los cajones mientras lo miraba extrañado ¿Qué iba a sacar que era más importante que yo?. Se dirigió y me entrego lo que según recuerdo era la única razón por la que había venido a verlo. Me golpee mentalmente por haber olvidado algo como eso.
-¿Te veo en un rato en casa?- pregunto antes de darme un tierno beso en la frente
¿En casa? ¿Se refería a su casa? Dios que bien se oía en casa, como si fuéramos una pareja establecida que vive junta desde hace años ¿Alguna vez lo seríamos? ¿Estaríamos juntos siempre?
Nuevamente no supe que decir así que solamente asentí con la cabeza dando por terminada nuestra conversación y separándonos cuando escuchamos los ruidos de los alumnos dirigiéndose al salón donde estábamos.
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Me encontraba en la cocina de Emilio tratando de cocinar algo decente para los dos cuando escuche el ruido de la puerta y después una voz avisando que el dueño de mi corazón había llegado.
Un segundo después Emilio estaba justo detrás de él. Podía su cálido aliento cubriéndome la oreja y podía sentir su cuerpo presionado contra el mío
-Te extrañe mi sol- susurro Emilio y tuve que tragarme un gemido cuando comenzó a besarme la nuca- Te extrañé tanto- Los brazos de Emilio rodearon mis caderas, deslizándose por encima de mi estomago, más abajo
-Emilio- gemí su nombre alto sin pudor alguno
-Tanto tanto- la voz de Emilio era como seda líquida, cubriéndome, y su boca estaba caliente y sus manos, oh sus manos.
