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Como siempre espero que les guste y lo disfruten. Gracias ♥️
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Todos mis pensamientos giraban en torno a cómo proteger a Emilio si no era capaz de controlar esta situación, por mi mente se generaron varios escenarios, cada uno más desalentador que el anterior, vi a Emilio sin empleo, yo en un claustro, nuestros padres sin sus negocios y Ren se encargó de agregar aquel que no quería ni considerar: Emilio en la cárcel por liarse con una menor de edad.Ren se fue ayer de mi casa (según ella) dejándome más tranquilo, le aseguré que antes de tomar cualquier decisión hablaría con Emilio, pero la verdad es que no pretendo hacerlo, no tengo el valor.
Me aterra la idea de pensar que Emilio se convenza definitivamente de que un colegial amor no vale tantos riesgos. Las palabras de Mariana los primeros días de clase hacen eco en mi mente: "él podría tener a cualquier mujer u hombre con solo chasquear los dedos". De eso no tenía duda, Emilio era joven, divertido, muy simpático y excesivamente atractivo, y los últimos meses me había demostrado lo maravilloso que era como novio, siempre tenía un detalle conmigo, era dulce, coqueto y cariñoso. ¿Por qué habría de molestarse en correr tantos riesgos por un simplón chico de 17 años?
No pude dormir en toda la noche, las mil probabilidades atormentaban mi mente. Vi mi cara en el espejo antes de bajar a desayunar, tenía un aspecto terrible, mis ojos demostraban que no había pasado una buena noche, el frío había hecho su trabajo con mis labios, ásperos, ni el mejor bálsamo podría hacer algo por ellos. Sin lugar a duda no entendía como Emilio tomaba tantos riesgos por mí. Peino un poco mi cabello y tomo mis cosas del colegio.
- ¿Estás seguro de que quieres ir a clases, corazón? - pregunta mi papá sirviéndome el desayuno.
- No quisiera retrasarme en mis actividades - le digo - además ya me siento mejor.
Mi papá contiene una risita burlona - pues luces como si no lo estuvieras.
- Eso es una manera sutil de decir que estoy horrible - acuso.
- Claro que no, pescadito, tú eres muy bonito... solo que hoy se te olvido hacérselo saber a tu cara.
Le muestro mi lengua jugando. Deseando que los minutos sean eternos para no tener que llegar al colegio. Un nudo en el estómago horrible se forma en mí conforme pasan los segundos. Una parte de mi desea intensamente saltar corriendo de regreso a mi cama e ignorar todo el mundo exterior, aún no sé si tendré el valor suficiente para enfrentar a Mauricio, necesito estar seguro de qué es exactamente lo que puede saber antes de dar cualquier paso. La situación es muy delicada, un paso en falso y podría generarle muchos líos a Emilio. Maldito mundo complicado. Intento hacer mi mayor esfuerzo para terminar todo lo que mi padre ha puesto en mi plato, un poco menos de eso y me obligará a quedarme en casa por un día más.
Necesito tanto a Emilio, sus abrazos, sus palabras que me hacen sentir que no hay nada tan grave que no podamos superar. Lo necesito a él, pero tristemente no podré tenerle esta mañana más que como mi profesor. Deberé reunir también las fuerzas necesarias para no lanzarme a sus brazos.
Me siento muy nervioso, mis manos sudan e intento secarlas con el aire que circula mientras me despido de mi papá en el estacionamiento del colegio.
El cielo amenaza con lluvia, son cerca de las 8:00 am y bien podría ser media noche.
Al caminar por los pasillos recibo ciertas miradas curiosas lo que al principio me vuelven paranoico, pero luego recuerdo lo de ayer con el Sr. Osorio, soy el "suertudo" chico que recibió las atenciones del Sr. Profesor Ardiente.