-¿Qué te parece esa?- me dijo Emilio señalado una camiseta en el aparador.
-Está horrenda- respondí con honestidad.
-Gracias Joaquín, esa me gustaba- se quejó.
-Lo siento- reí- pero está fea
-De acuerdo jovencito, ¿Qué cree usted que deba usar?
-Es que no es la camiseta Emilio- le expliqué- ES TU CUMPLEAÑOS, debes lucir bien, no como para ir un rato al parque... has considerado usar algo más para la ocasión, ¿quizá un traje?.
-¿No crees que será muy formal?
-Es mejor usar camiseta, jeans y tus tenis.
-Cierto...- entrecerró los ojos- tu ganas, busquemos un traje
...
-¿Qué te parece?- me preguntó saliendo del probado con un traje azul que ciertamente en el maniquí lucía un poco ridículo, pero él lo hacía lucir perfecto, sentí como una revolución de cosquillas jugueteaba en mi estomago y mis pensamientos se perdían en él- ¿Joaquín?- insistió Emilio- ¿Tan mal me veo? sabía que esto no era buena idea- dijo arrugando la frente y volteando a verse en el espejo preocupado.
-No- dije agitando mi cabeza en un intento de aclarar mi mente- luce... bien- dije. Lucía mejor que bien, yo diría perfecto.
-¿Seguro?
-Bueno- agregué- podría lucir mejor con un moño- dije inclinando mi cabeza de un lado.
-Sí, también lo pensé- me dijo. Tomé dos moños del mostrador y se las mostré a Emlio.
-¿Cuál?- le pregunté. Emilio los examinó con la vista minuciosamente.
-El negro- me indicó- pero me ayudarías a armarlo, soy un desastre en ello.
-Seguro- siempre lo hacía con mi papá que era peor que un desastre. Me acerque a Emilio con el moño, y pase mis manos alrededor de su cuello. Sentir su respiración tan cerca hizo que se enchinara un poco la piel, comencé a hacer un nudo, lentamente, como intentando prolongar mi cercanía con él. Su aroma varonil llenaba mis pulmones, él solo me observaba atento mientras le daba forma a aquel moño.
-Listo- dije haciendo el último ajuste, alcé la mirada y vi los ojos de Emilio, mirándome penetrantemente, sentí mis rodillas temblar, eran hermosos, agaché la mirada y me aparté un poco, sentí ruborizarme pero Emilio, afortunadamente, pareció no notarlo
-Gracias- dijo, volteo a verse nuevamente en el espejo- tenías razón, luce bien- miró su reloj de mano- ¿las 3:00 pm ya?- Exclamó sorprendido- me quito esto y vamos a almorzar.
Me limité a asentir con la cabeza, Emilio entró al probador nuevamente y yo me senté en unos sillones que estaban dentro de la tienda. La cabeza me daba vueltas intentado captar el punto en el que me encontraba, en menos de 24 horas Emilio había pasado de ser mi profesor a mi amigo y compañero de compras.
Estaba yo, Joaquín Bondoni sentado en un sofá esperando a que su profesor de Historia Universal Contemporánea saliera del probador de la tienda donde escogieron el traje que él usaría en su fiesta de cumpleaños a la cual asistirían juntos para ir a almorzar algo. Si sonaba como una locura para una persona como yo, pero no importaba porque la idea... la idea realmente me gustaba.
....
Durante el almuerzo Emilio y yo tuvimos una buena charla que me sirvió para conocerlo mejor, me contó que él llegó a mi ciudad por causas del destino, que en realidad sus planes eran trabajar en otro colegio cerca de donde vivía pero no se concreto nada y terminó en el mío. Me habló acerca de sus hermanos, eran dos, Kiko y Romina.
-Y ¿has leído el libro?- me preguntó.
-Sí, aunque no tanto como quisiera, he tenido exceso de tareas la última semana.
-De tu malvado profesor de historia- bromeó
-Si, especialmente de ese sujeto.
Emilio solo reía y su risa me hacía reír a mí.
-Aún estoy en la parta en que Sierva María padece la rabia y todos creen que necesita un exorcista...
-Esa parte me causa gracia, la gente suele exagerar lo que ignora... pero en fin, cuando termines de leer podremos hablar mejor de ello.
-Eso suena algo nerd- bromee con él y río.
-A mi no me engañas joaquelongo hongo, hay algo de nerd en ti a pesar de lo hermoso que eres- soltó Emilio casi sin pensarlo
Lo hermoso que soy, Emilio creía que era hermoso, yo solo le sonreí nervioso y agaché la mirada intentando no hacerle notar el color rosa que había subido a mi mejillas. Él pareció caer en cuenta de sus palabras e intentó fingir comer algo de su plato pero desafortunadamente para él ya no había nada.
- Cuando termine de leer el libro te avisaré- dije tratando de pasar aquel incomodo momento.
-Si...- dejó Emilio en el aire, miraba a Emilio entretenido, si uno se encontrara con un chico así en la calle juraría que es modelo, no precisamente profesor de historia, aunque su forma de ser era tan... no sé, era divertido, espontáneo pero también era inteligente y encantador. Seguro que había miles de personas detrás suyo. Entonces no lograba comprender como es que estaba casi siempre solo. Quizá como yo, también disfrutaba ocasionalmente de su soledad, yo prefería estar solo a estar con personas falsas. Renata era una de mis pocas amigas, y podría considerarla como la mejor , pues ella entendía que a veces me gustaba estar solo, además ella estuvo allí para mi cuando mi mamá me hizo falta, más que una amiga era como mi hermana. Desde Renata no había encontrado a otra persona con la que me sintiera tan a gusto como lo estaba con Emilio.
-¿Me podrás llevar a mi casa?- le pregunté rompiendo el silencio- ya son más de las 4 y si dices que tu fiesta es a las 8:30... no quisiera retrasarme y eso.
-Seguro-me dijo amablemente y pagó la cuenta- vamos.
....
-¿Quieres que pase por ti?- me ofreció Emi.
-Si gustas dame la dirección y yo llego- le respondí mientras el auto de Emilio se estacionaba al frente de mi casa.
-Vale, paso por ti a las 8. - me dijo y yo solo reí.
-Hasta las 8- me despendí y bajé de su camioneta sin detenerme hasta llegar entrar a mi casa, volteé e hice un ademán con la mano para Emilio, quien después de ello partió en su coche mientras yo permanecí de pie hasta que lo perdí de vista.
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