Emilio.
- Si todo sale conforme a lo previsto el lunes el convenio estaría sellado y habría mucho trabajo en puerta - dice el papá de Diego mientras desayunamos los tres juntos en un café de la ciudad.
- Se te ve muy entusiasmado con el proyecto - le digo.
- ¡Claro que lo estoy! Si todo resulta exitoso estaríamos hablando de un alcance internacional - me dice emocionado - aunque claro, eso creo que está demás para Diego pues él de cualquier forma parece que ya salió ganando - acusa a Diego quien solo come limitándose a comentarios ocasionales, lo he notado muy serio desde que nos encontramos.
- ¿Cómo está eso? - pregunto intentando obtener más detalles.
- No es nada de lo que mi papá piensa - me dice Diego como si intentara defenderse o justificarse.
- ¿Qué no es nada de lo que pienso? Si Uberto y yo no llegamos a interrumpirlos bien que hubieses besado a su hijo.
La cara de Diego se pone colorada en una fracción de segundo y me provoca gracia por ver como su papá lo deja en evidencia.
- Vaya, así que el joven Diego se trae un amorío con el hijo del socio del papá - bromeo, pero él no parece tomarlo como una broma. Esta serio y parece incómodo.
- Yo, Emilio, yo no me traigo un amorío con el - me dice tajante.
- Pues tu papá dice que has intentado besarlo... eso no puede ser nada.
- Papá ha mal interpretado todo, solo estábamos bailando.
Su papá hace unas caras graciosas y yo río pero él no, no entiendo la actitud de Diego.
- Pero bueno, no me vas a negar que mínimo no te llamo la atención, si casi se le salen los ojos de la cara cuando lo vio... - me cuenta su papá.
- ¡Tanto así! - Exclamo - debe ser muy lindo, ¿es lindo? - pregunto a Diego con afán de molestarlo
- Es bonito, pero...
- Oh, ahí viene el, pero - se queja su papá.
- Pero... eres hetero - bromeo.
- Ya no quiero hablar más del tema - suplica Diego.
- No puede ser, si es hetero... - su papá ríe y yo lo acompaño. Existe cierto placer en fastidiar a tu mejor amigo.
El teléfono de su padre vibra y lo contesta.
- Ahora si me vas a contar más de ese chico - le susurro a Diego.
- Emilio, quiero hablarte de eso, pero será mejor cuando no esté mi papá, por tu bien.
- ¿Por mi bien? - le pregunto confundido.
- Cuando no esté papá - insiste - y en serio no es nada de...
- Bueno, bueno, ¿qué tanto se secretean ustedes dos? - nos evidencia su papá.
- ¿Quién era? - pregunta Diego.
- Era tu suegro - bromea mi papá con Diego - quería que le confirmara un correo.
- Papá, en serio, ya no sigas con eso - dice él.
- Bueno Diego, no entiendo por qué esa actitud tuya, ¿qué tendría de malo que pasará algo entre tú y Joaquín?
- ¿Joaquín? - pregunto casi como un reflejo al oír ese nombre.
- Sí, el hijo de mi socio, su nombre es Joaquín.
Miro a Diego desconcertado.
- Joaquín Bondoni - confiesa Diego entre dientes.
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