Capítulo 26 (Sin editar)

5K 398 291
                                    

Los tres, ahí, en lo que se postulaba para ser el momento más incómodo de nuestras vidas.

No somos capaces de decir algo, creo que es porque no sabemos qué decir.

Ren parpadea fuertemente como si quisiera aclarar su vista, pues es posible que no asimile ver al sujeto que llama Sr. Osorio que usualmente ve cuatro veces a la semana, 50 minutos por día más encuentros casuales y ahora está en la casa de su mejor amigo, por la mañana, vistiendo pijamas, preparando el desayuno y llamándome amor. Ha de figurarse que ha enloquecido. O quizá que yo lo he hecho.

- Señor Osorio... -balbucea Ren.

- No es lo que parece - mi respuesta es tonta, pero ha sido como un reflejo verbal... pues claro que es lo que parece.

Aunque no tengo la certeza de qué le parece a ella exactamente.

- ¿No? - la ceja de Ren se levanta acusadoramente.

- Bueno, algo, pero... - exhalo, no sé ni por donde comenzar a explicar para no enredarla y confundirla.

- Creo que será mejor si los dejo solos - dice Emilio.

- No Sr. Osorio, no es necesario, yo... yo ya me voy - Ren se abre paso entre nosotros con dirección a la puerta.

Sin meditarlo mucho voy tras ella. Logro tomar su brazo deteniendo así su escape.

- No Ren, espera...

- Hablamos luego, Joaquín.

- Hablamos ahora - replico muy determinado - aplazar asuntos sin resolver me ha causado muchos líos, no pienso repetir mis errores.

Ren destensa los hombros, da vuelta, luce aturdida, como si su mente estuviese buscando descifrar con lógica lo que ve.

- Habla entonces... - me dice - ¿qué ocurre aquí?

- Así no Ren, ve a la cocina, voy en un momento.

- Pero... - miro a Ren esperando que capture el mi mensaje de "no preguntes aún, solo ve" - vale, con permiso - se disculpa y pasa en medio de mí y de Emilio, quien me siguió.

Ren entra a la cocina y yo me vuelvo hacia Emilio.

- ¿Le vas a contar? - pregunta Emilio con cierta nota de preocupación en su voz.

- ¿Otra opción? - le digo pues me parece demás qué lo pregunte.

- No me malentiendas, Joaquín, pero sabes lo que implicaría...

- Tu amigo lo sabe - interrumpo - no veo por qué no puedo yo contarle a mi amiga.

- Pero jamás fue mi intención decírselo.

- Esto tampoco lo pedí - le digo - pero ella está ya aquí. ¿qué quieres que le diga? oh, fíjate, Ren que no está ocurriendo nada aquí, el Sr. Osorio es pobre y solo viste pijamas, pasó por acá porque estaba buscando a su unicornio Larry, pero ya se va.

- Quizá nos crea si en lugar de unicornio es gato - bromea y yo lo miro con seriedad

- Emilio...

- ¿Confías en ella? - me pregunta.

- Si - respondo sin siquiera dudarlo pues esa es una certeza que siempre he tenido presente.

- Entonces yo también lo hago - besa mi frente acercándome a él, yo estaba de brazos cruzados, pero al tenerlo cerca no puedo evitar soltar mis brazos y atraparlo por la cintura. - lo entenderá.

- Eso espero... - es lo único que respondo.

- ¿Los dejo solos? - pregunta y yo asiento.

- Lo siento, te hablo en la tarde y te cuento, ¿vale?

Mi profesor || Emiliaco || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora