¿Listo?- Preguntó Emilio cuando nos paramos en la entrada del lugar, era un restaurant-salón, elegante, pero sin exagerar. Se podía apreciar desde afuera una sección estilo Jardín donde supuse seria la fiesta de Mailo.
-Si...- dije débilmente, tomé un respiro profundo y sonreí, él imitó mi respiro y lentamente ingresamos al lugar, caminamos por un pasillo con arte en las paredes que nos conduciría al jardín, yo del brazo de emi, él con paso seguro.
....
Al final del corredor, justo antes de doblar para ingresar al patio estaban esperando, aparentemente por nosotros, un hombre más o menos de la misma altura de emilio, cabello oscuro, ojos cafés que al ver a Emilio se abalanzó sobre él tan rápido que apenas y tuve tiempo de separarme de él, me coloqué a un lado mientras se daban un abrazo efusivo. El chico con el que se abrazaba era Roy, su mejor amigo.
-Perdón si interrumpí con mi llamada, pero creí que seguirías de "depresivo" y no vendrías... parece que me equivoqué- dijo dedicándome una miradilla rápida y me sonrió amable.
-ÉL es Joaquín, Joaquín bondoni- dijo metiéndome en la plática presentandome
-Mucho gusto Joaquín- Extendió su mano y yo la tomé- Roberto, pero puedes decirme Roy
-Mi mejor amigo- agregó Emilio
-Mucho gusto- Sonreí
-Pero ya nos los hagamos esperar más- insistió- entren.
-¿A quién?, no es como que hubiese mil...
Un grito de S O R P R E SA interrumpió a Emilio, quien realmente se sorprendió, el había averiguado que sus padres lo habían citado para una comida como pretexto para celebrar su cumpleaños, pero él parecía realmente no esperar un patio lleno de personas que parecía conocer, supuse que serían sus amigos de su vieja ciudad.
Tuve que esquivar a muchas personas que parecían no haber notado mi presencia y se lanzaron a abrazar a Emilio, pero era lo más lógico, Emilio era su amigo, la razón de la celebración y yo simplemente era el chico que entró con él. Así de sencillo. Decidí sentarme en unos sillones que estaban colocados a lo largo del lugar en lo que Emilio terminaba de recibir abrazos y buenas intenciones de esas personas desconocidas para mi pero emilio me tomó del brazo para evitar que lo dejara, en eso unas chicas se le acercaron.
-¡Emilio!- dijo una de ellas efusivamente
-Muchas felicidades- añadió la otra.
-Aún te recuerdo cuando estábamos en la preparatoria, no has cambio mucho, Emilio, el alma de las fiestas- comenzó a recordar una de ellas, por su tono parecía que iba ser una larga charla con ellas.
-Creo que iré por allá- le dije a Emilio al oído.
-Joaco... - me respondió algo apenado
-Está bien- sonreí, no era su culpa que las personas quisieran charlar con él, y a mí no me molestaba ir a sentarme-Nos vemos por allá- miré a las chicas quienes me miraban intrigadas- con permiso- les sonreí y me dirigí a los sillones.
...
Observaba atentamente el comportamiento de Emilio Osorio entre sus amistades,sonreía y reía continuamente, las personas lo rodeaban en círculos y parecían divertirse con sus comentario. Lucía tan feliz que de no haber estado con él no sabría que apenas un par de horas atrás me confesó que solía estar triste, pero ahora comprendía mejor sus palabras. "A veces siento que tú me conoces mejor que la gente que dice hacerlo, quizá por eso me agrade tanto tu compañía, es como dejar esas mascaras que irradia alegría y sentir la libertad de estar triste por unos segundos sin la preocupación de ser juzgado", Estas personas conocían a un Emilio alegre, divertido, espontaneo, conocían a "el alma de las fiestas" tal cual había mencionado la chica. Pero a veces se olvidaba que también él podría estar triste, lo había estado hasta ahora, según él era absurdo, pero sus ojos me indicaban que aún le dolía, tenía una mirada parecida a la mía cuando decía que todo respecto a mi madre está bien, que ya lo había "superado", aunque yo había que no era verdad. Solo me preguntaba cuál sería el motivo de Emilio... o ¿quién?