La lluvia cesó, me sentía tan triste, este había sido el más trágico final para un día tan bello.
-Idiota- dije para mí mismo- no me importa- intenté hacerme creer, pero mis lagrimas seguían brotando, me abracé en un intento de controlarme y darme calor, era una noche realmente fría y por lo rápido que abandoné el coche de Emilio no había tomado mi abrigo, afortunadamente tomé mi teléfono y mi cartera, decidí revisar la hora y me sorprendí al leer la pantalla por dos motivos: tres llamadas perdidas de Emilio a las 11:27 pm, si, más o menos 5 minutos después de que discutimos. La segunda, la hora, eran las 2:04 am. Antes de regresar mi teléfono a mi bolsillo decidido a conseguir un taxi para volver a casa este comenzó a vibrar... ¿quién llamaría a tal hora? La respuesta me pareció algo obvia, al leer la pantalla efectivamente mis sospechas se confirmaron.
LLAMADA ENTRANTE -> EMILIO
Decidí en primera instancia no contestarle, suponía que quizá podría estar preocupado por mí y por el hecho de que era un jovencito deambulando por la ciudad solo usando un crop top y un pantalón ajustado, quería castigarle con el hecho de hacerle creer que ya estaba siendo secuestrado para ser tirado a las afueras de la ciudad, aunque sinceramente se me hacía un poco cruel. Entonces las últimas palabras de su amigo Diego me sacudieron "Cuídalo por favor, que no vaya a hacer una locura", Emilio ya se encontraba mal por esa tal Maria, la odiaba por eso, al querer castigar a Emilio con mis niñerías no me estaba comportando mejor que ella, tomé un respiro y me decidí a contestar su llamada.
-Hola- dije seco y cortante, tal como había sido su tono conmigo, no quería mostrarle que me sentía triste, furioso y conmovido.
-¿Joaquín Bondoni?- me dijo una voz que definitivamente no era la de Emilio.
-¿Si...?- afirme inseguro
-Disculpe que lo moleste a estas horas, hablo a causa de Emilio Osorio- mi corazón comenzó a latir rápidamente mientras la culpa me invadía ¿le había pasado algo? se suponía que yo estaría con él, que evitaría que cometiera una "locura", sus amigos habían confiado en mí.
-¿Le ocurrió algo?¿Se encuentra bien?- Pregunté completamente angustiado.
Tranquilo joven, él se encuentra..bien- dudó en su adjetivo- habló desde el "BAR LA PURISIMA" el que se encuentra en el centro a una cuadra de la plaza de la concepción ¿Sabe dónde es?
-Sí, sí sé, está a una cuadra de la librería politécnica.
-Exacto, mire, el joven Emilio se encuentra aquí, llegó hace poco más de dos horas y no sé si no está acostumbrado a beber- torpe Emilio se le había ocurrido beber... - pero ahora se encuentra completamente "indispuesto" para realizar cualquier actividad, por lo que nos vimos en la necesidad de quitarle las llaves del vehículo en que llegó- gracias al cielo pensé- intentamos enviarlo a su casa en un taxi, pero no fue ni capaz de decirnos donde vivía... lo único que logra balbucear son palabras incomprensibles. Revisamos sus cosas, en ellas encontramos su billetera, donde estaba su licencia, así averiguamos su nombre, tomamos su teléfono y llamamos al último número que él marco... ese era el suyo, esperemos no le moleste- se disculpó.
-No, no hay ningún problema, hicieron bien...
-Entonces queríamos saber si podría pasar por él, porque el bar cierra en menos de 20 minutos...
-Estoy cerca, no tardo en llegar.
-Muchas gracias.
-No, gracias a ustedes... -dije, colgué el teléfono y y tomé un taxi directo al bar donde el torpe de Emilio había intentado "ahogar" sus penas... solo consiguió ahogarse a él.
......
Bajé tal rápido como pude del taxi e ingresé al bar aquel, no era muy grande, tenía aspecto rústico y había un par de chicos besuqueandose, busqué a Emilio con la mirada, de pronto mis ojos se toparon con un hombre sentado recargado en la barra, completamente perdido, solía usar un traje, pero ahora ya no tenía el saco puesto y su camisa estaba desaliñada. Algo me dijo que era a quién yo buscaba, me acerque y a la par, del otro lado de la barra se acerco un sujeto.
-Buenas noches- le dije- soy Joaquín Bondoni.
-Buenas noches joven- me dijo amablemente- lo estábamos esperando.
Me acerque más y pude ver mejor al sujeto sentado, efectivamente era Emilio quien casi babeaba en aquella barra.
-¿Cuánto bebió?- pregunté echando un vistazo más de cerca.
-En realidad no mucho- dijo el señor- con lo que bebió él apenas alcanzaría para mojar la garganta de muchos de los que vienen por acá- soltó una risa ahogada- pero me imagino que no ha de estar acostumbrado.
-Ah... por qué... no, tu no... - balbuceó Emilio.
-Creo que será mejor que se lo lleve a descansar- me sugirió el hombre.
-Eso parece- moví delicadamente a Emilio con una de mis manos- Emilio, soy yo, Joaquín, te llevaré a casa...
-No quiero una taza- me susurro con voz enredada- ya tengo una copa.
-No Emilio- insistí- iremos a C-A-S-A -Emilio levantó un poco la mirada y observó por un diminuto instante.
-Bonito, que bueno que eres tu... ah... pero qué haces aquí, espera, qué hago yo aquí- En definitiva estaba completamente desorientado.
-Tenga- me extendió unas llaves el señor detrás de la barra- las llaves de su vehículo, creo que le será más fácil...- en ese momento agradecí la insistencia de mi padre en que yo aprendiera a conducir el verano pasado, solía decirme que para cualquier emergencia será muy útil...tenía razón- y su licencia, lo hubiéramos enviado a la dirección que dice allí, pero eso no está en la ciudad.
-Si, es su vieja dirección, gracias... por todo- le dije aceptando las llaves.
-¿Necesitas ayuda?- me preguntó mientras ayudaba a Emilio a incorporarse
-No, gracias, yo me encargo- como pude coloque el brazo de Emilio alrededor de mis hombros y comenzamos a avanzar, en ese momento las botas no fueron de mucha ayuda para mí. Emilio me abrazó con fuerza, como evitando su caída o aferrándose a mí, cual fuera el motivo sentir su calidez era adictivo, era suave, eléctrico,
Al acercarme a la puerta vi que la lluvia había regresado, pero con más intensidad que antes. Acomodé a Emilio bien en mi hombro y salimos del bar, entonces vi su coche a un par de autos allí, me dirigí rápidamente pero antes de llegar Emilio dejó de avanzar conmigo.
-Emilio, Anda, no te detengas llueve mucho...- insistí.
-No tengo fuerzas joaco- la voz de Emilio sonaba cortada, pero ahora no estaba seguro si por la borrachera que se carga o... porque había comenzado a llorar.
-Yo estoy aquí Emilio no te dejaré solo- lo volví a alentar a seguir y esta vez él me abrazo como nunca antes lo había hecho.
-He perdido mucho últimamente, pero hoy que casi te pierdo y sentí como si me estuviera perdiendo a mi mismo... lo siento mucho Joaco, lo siento mucho.- acurrucó su cabeza en mi y sentí su pecho vibrar, Emilio lloraba, ahora era él quien se había quebrado, el corazón se me encogió por completo, lo abracé y dejé que sacara todo eso que había contenido ya por mucho tiempo, sabía que era sentirse así, hacerse el fuerte, una persona que prefiere compartir sus alegrías y guardar sus tristezas... ambos estábamos abrazados, en la acera, bajo la torrencial lluvia, como esperando que ésta se llevará finalmente todo el dolor de ayer.