Sesenta y nueve

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Tenía una cifra
tu blanco pañuelo.
Roja cifra cuyo nombre
no era el mío, tu dueño,
la representación mas honesta
del machismo de esta
generación.

Y te maté
y te puse 13
como nombre en mi libro,
porque fuiste una zorra que no supo
cómo complacer mi líbido.
Las mujeres no tienen orgasmos, ¡no!
Pero es artístico verlas intentarlo,
pero es artístico verlas gimiendo o agonizando,
es artístico verlas en acción
mientras mi miembro perfora su tráquea
y ella moja de sangre mi pantalón.

Te pusiste pálida,
me tuviste miedo.
¿En qué piensas?
¿Le temes acaso a la risa de Otelo?
¿O temes que el cisne se desnude
y llene de moretones tu cuerpo
solo para luego
dedicarte unos cuantos versos?

¡Yo le puse una cifra
a tu virginidad
y te follé en la misma cama
donde duerme tu mamá!
En la América latina
todos conocen mi nombre
y gracias a mi
vas a pasar a la historia,
pasarás a la eternidad.
Porque lo verán entre páginas amarillentas,
¡lo recitarán!
¡En voz alta, con mímica!
¡Sonriendo!
Y luego te volverás solo un recuerdo,
un frágil e inservible cuento
porque nadie puede ver mas allá
de las líneas que este poeta
al mundo le mostrará.

Te follé en la misma cama donde duerme tu mamá,
solo porque tuviste sexo con alguien mas.
Solo porque te violó tu papá
antes de que yo llegara
y amabas al vecino,
por eso siempre le huías a mi mirada.

Vieras como me gustan las negras
o las mujeres de piel pálida.
Ellas hechizan mi mirada
y luego se quejan cuando las llevo a la cama.
Ellas me ignoraban
por las plumas, por mi barrio,
por mas que yo tratara
de ser un hombre sofisticado.
Pero vieras,
¡que rico se mueven en la bajo mis palmas
cuando las sostengo del cuello
e intento no asfixiarlas!

Hagamos el 69,
chupa mi miembro
mientras yo te perforo esa abertura
con estos, mis gruesos dedos.
Luego iré a fumarme algunos cigarros,
iré a embriagarme de alcohol
como ese pájaro azul
que en realidad nunca voló.

Y
yo
me
hundiré en esta miseria,
dejando atrás una estela
llena de sexo pasajero
disfrazado de erotismo
y rezos a un falso dios.

A

ba
me
más.
¡Si, si, ahí! Succiona con ganas
que para eso te pagué
el turno que termina hasta la madrugada.

Luego decoraré las estrofas
con palabras bellas
y así verás cuánto te amé
cuando deje de resultarte
incómoda la ropa.

Metí mi mano bajo tu vestido,
te hablé lindo hasta que salimos
del vestíbulo y llegamos al balcón.
Ahí nos besamos, nos besamos
como si no hubiera mañana
y luego follamos hasta que dio el alba.
Pero no, ¡no! Narrar esto así sería un error,
¡sería un suceso grotesco!
He leído a Verlaine, a Shakespeare
y a todo poeta francés
que me ha agradado,
por eso sería incorrecto
decir que te depositaba besos
mientras tu gritabas "¡No, por favor!".

Tu mereces mas que esto, mi amor.
La perturbación de tu cuerpo y alma
merece ser nombrada amor.
Porque yo te amo, si, yo te amo aún hoy
que recuerdo esto recostado en la cama,
al lado de una dama a quien estoy
saboreándole las nalgas
y devorándole a mordisco los labios.

Poesía insípida • #PGP2020 • [ 3 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora