El origen truncado de mis metáforas

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Soy quien de última se entera de las cosas.
Soy quien recibe y nunca provoca.
Soy quien obedece luego de escupir por la boca.
Soy quien calla lo que todos provocan.

Llevo el rencor adherido al pecho porque no sé dónde ponerlo.

Soy la persona perfecta atrapada en hilos de dopamina
que se extiende a lo largo de mi cuerpo hasta pintarme las mejillas
con lágrimas saladas y ganas de atascar la salida
con ropa desusada, libros no leídos y ganas de morir ahogado en una tina.

Pero no tengo tina
ni ganas de morir.

Solo me da terror dejar todo lo que soy
y volver a ponerme la máscara
hasta convertirme de nuevo
en lo que una vez fui.

¿Qué sentido tiene retroceder el tiempo?
Si nunca estuve ahí.

Nunca estuve en las mentiras ni en las sonrisas
forzadas o fingidas
que maquillaban este rostro,
escondiendo tras de si
las ganas inexistentes de llorar
y lo poco que pude llegar a sufrir.

Era un saco lleno de envidia y sin interés en el porvenir.

Solo déjame aquí, atascada,
déjame atrapada en esta laguna vacía
hasta que encuentre la cura por mi misma.

A veces me dan ganas de morir porque los muertos no pagan renta,
los muertos no se quejan de la factura
ni de los platos derretidos que quedaron en la basura.
A veces me dan ganas de morir para ya no sentir todo esto
y así acabar los experimentos
que provoco en mi propio cuerpo.

Me dan ganas de morir para ya no vivir los desaciertos que provoco mientras avanzo en esta carente vida.

Y es que soy estúpida y tonta según Einstein
porque hago lo mismo esperando resultados diferentes.
¿Será que tengo bajo el coeficiente?
Mi intelecto ha de ser muy deficiente
si creo que este presente letargado
es mas valioso que el futuro inminente.

Pero todo
queda
en el pasado
fugazmente.

Lo que ahora digo mañana será un recuerdo.
Y yo no ataré con saliva mis anhelos,
porque la respuesta a todo es dormir,
navegar por la luna sin despegar los pies
hasta que tu cabeza explota y dejas de existir.

La respuesta a todo es la muerte.
Así se callarían, tal vez, las voces que en mi mente
provocan el insomnio al siempre estar presentes.

La respuesta a todo es dormir y soñar con ser inconsciente
y todopoderoso
y omnipresente
y analizar la causa y efecto del mundo y sus pretextos
y aprender a reparar los daños ya hechos
sin tener que viajar entre sueños. Desechos

tan solo se aglomeran como marionetas en una feria
si cierro mis ojos. ¿Es esto el insomnio?
No recuerdo un día donde haya pasado siete horas dormida,
siete horas seguidas abandonada a la suerte
de la fantasía inerte en un cuerpo impaciente

que ya quiere despertar
para seguir sintiendo
las cosas que va a reciclar.

Poesía insípida • #PGP2020 • [ 3 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora