Prayed black (ft. softdirtty)

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Reprimimos los instintos,
profanando ser pulcros》

A u t o r e s:

Slumpvor & Cheiri Vega

Han decidido forjar monjes de oro,
deidades poderosas que seducen la visión
con sus ropas de lentejuelas y joyas a montón.
Les han otorgado la cura a la magia
y la receta para salir de una maldición.
Los vistieron con seda y los decoraron con devoción,
todo para que las ovejas perdidas, almas dormidas,
los vieran como el primero y único dios.

Por eso las princesas maquillan sus ojos,
ahorcan sus caderas y tienen en sus muslos un moretón
que ocultan con el vestido mas largo
y se desnudan detrás de ética de antaño.
Entonces las ovejas tan solo tratan de alcanzarlo,
de evadir el acero que los ha esclavizado durante años
y sus efímeros orgasmos solo surgen
en el mar invisible de la imaginación.

La realidad se va rosando con lo banal.
A causa de rosas malditas, cada pétalo que cae se queda sin gracia por nacer del pecado, las raíces de la esperanza vestidas de oro con lentejuelas vuelven al príncipe encantador apócrifo.
Doncellas que brillan con sus vestidos de ceda, corren con las zapatillas de cristal de lo que alguna vez fue un cuento de hadas.
El viento narra el sufrimiento de una Reina.

Quiero matar a mi Rey.
No quiero que vuelva a tocarme.
El olor a licor de sus prendas sucias me hacen ser víctima de pensamientos malignos que se aferran a mi mente como óxido, mi silencio ha causado en mi un desasosiego por las noches cargadas de café recordando cómo las caricias del rey me hicieron sentir como una ramera sucia y desdichada.

Mi rey me hace llorar, pero ¿que sería yo sin mis joyas? Preciadas, mi mansión de oro brillante, los banquetes dignos de dioses. No necesito más consuelo que mi manta de algodón, que cubre mi piel manchada de tonalidades azules.

Lo que importa es el oro.

Ese oro oculto en lo profundo de las tierras malditas.
Sus sucias pieles van tornando sus matices hasta volverse amarillas, chamuscadas con el sol, solo para embellecer la blanca pureza de la nobleza que descansa y se da caricias en el balcón.

Ellos gimen y tiran la saliva hacia su pueblo, esperando la creación de perfumes a partir del elixir que, según proclaman, te vuelve eterno. Las ovejas los admiran, sienten devoción; en sus pieles crecen flores y pétalos que sustituyen la lana y el algodón
se corrompe,
se vuelve hilo
y se entreteje entre los sueños de aquellos que aún no han dormida.

Las ovejas anhelan la punta pero no la hibernación. Ellos deseas las joyas grotescas de manera absurda, como si esa fuera la respuesta justa a su falta de esa liberación

que por dentro se perturba. Su ambición
va creciendo como los espasmos
cuando el rey introduce su miembro sangrante
en su dama de honor.

Luego las flores revolotean alrededor de las tumbas, alrededor de las urnas
donde han guardado sus almas al no conseguir una gota de sal recién salida de la cabellera del lord.

Poesía insípida • #PGP2020 • [ 3 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora